David Jiménez continúa con su hoja de ruta. Históricamente Pedro J. Ramírez y luego Casimiro García Abadillo mimaron a la edición impresa de ‘El Mundo’ a pesar del lento declive del diario, todo lo contrario que Jiménez que se ha propuesto dejar la histórica cabecera como una mera revista de actualidad de la edición digital. Esta serie de decisiones que se han estado tomando en las últimas semanas comienzan a cansar a los históricos del diario que creen que se está emprendiendo un viaje sin retorno.
La revolución digital de ‘El Mundo’ tiene un solo denominador común: dejar la versión digital del diario como el principal canal para difundir todos sus contenidos, dejando el análisis, la opinión y los reportajes de mayor calado para la edición impresa. Esta filosofía es exactamente lo contrario de lo que pasa en la actualidad, una decisión que no ha sentado nada bien en los redactores históricos del diario que aún sobreviven a los EREs y las ofertas de Pedro J. Ramírez.
Desde el punto de vista netamente editorial los críticos creen que estos cambios apuntan a sepultar el papel en el mediano plazo y a tirar la toalla en la batalla por la difusión. Si se publican las exclusivas y los temas más explosivos en la edición digital, el papel de ‘El Mundo’ perderá uno de sus únicos valores agregados. Si además consideramos que el diario de Unidad Editorial es un producto de consumo diario en quioscos casi sin suscripciones, muchos auguran un triste final para el papel.
Estos redactores también apuntan que los anunciantes siguen estando en el papel de ‘El Mundo’ y que menos del 30% de los ingresos totales por publicidad entran por la edición digital. De esta manera, también desde el punto de vista comercial, si siguen cayendo las difusiones y el valor de lo que se publica en el papel, estamos ante otro declive: el de los anunciantes, que tampoco se compensará por venta de contenidos digitales, un paso en el que ‘El Mundo’ ya ha fracasado y que no están dispuestos a emprender de nuevo.
En el caso de David Jiménez también hay descontento con el nuevo sistema de turnos implantado en el que se requiere la llegada a primera hora para potenciar la edición digital, desencajando los horarios de muchos periodistas históricos que realizaban investigaciones de largo aliento y de mayor calado.
Los encontronazos con Jiménez son constantes, no sólo por su modelo 100% digital sino que por la marcha del día a día que lleva con la redacción. Y es que Jiménez está más preocupado de su ‘revolución’ que de la redacción y de los temas del día a día. Las fuentes consultadas indican que Jiménez todavía no se adecúa a la redacción tras sus quince años corresponsal en el extranjero.