Carlos Herrera se está convirtiendo muy a su pesar en un habitual del AVE Sevilla-Madrid. Y es que el comunicador se ha visto obligado a aumentar de manera exponencial sus visitas a la capital por el frenético ritmo que le está imponiendo la COPE en sus apariciones y entrevistas. Todas las semanas el comunicador se desplaza al menos una o dos veces a realizar entrevistas o comidas de camaradería, algo a lo que no estaba acostumbrado en Onda CERO, donde su labor era mucho menos extenuante.
El propio comunicador ha transmitido a su equipo más cercano sentirse ‘agobiado’ por este carrusel de viajes y visitas a la sede de COPE en Madrid, lo que le estaría generando un estado de agotamiento generalizado. Y es que ha transmitido a sus cercanos –en comidas con amigos- sentirse presionado por el frenético ritmo que le ha impuesto la emisora de los Obispos que incluso ha implicado que tenga que aparecer en antena algunos fines de semana o en horarios fuera de su programa diario.
Este tren de trabajo es absolutamente nuevo para Carlos Herrera que estaba acostumbrado a realizar su programa desde Sevilla cuando trabajaba en Onda Cero. Incluso cuando se le convenció de fichar por COPE, la emisora de loa Obispos se comprometió a acondicionar sus estudios en Sevilla para dar más comodidades a un Herrera que en principio casi no se desplazaría a Madrid. No obstante, la realidad ha sido diferente y próximos a cumplir dos meses, no hay semana en que Herrera no tenga que trasladarse a Madrid.
En COPE le dicen que esta situación es temporal y que todo está enfocado a las elecciones del 20 de diciembre, uno de los grandes objetivos de COPE y de Moncloa con el millonario fichaje de Carlos Herrera. Para nadie es un misterio la filiación política de COPE ni la de Carlos Herrera, que trabajan desde hace unos meses en la reelección de Mariano Rajoy, un Mariano que apadrinó su llegada a la cadena de la Conferencia Episcopal.
En cualquier caso, lo cierto es que Carlos Herrera no está del todo contento en estos momentos. El comunicador está comenzando a notar que no era oro todo lo que relucía y que su llegada a COPE está siendo más dura de lo esperado. Del mismo modo, la desconfianza dentro de la emisora por sus próximos resultados en el EGM y el convencimiento de la mayoría de la plantilla de que nunca llegarán a los dos millones de Onda Cero le he hecho bajarse del estado de euforia en el que se encontraba hace un mes nada más comenzar su nueva andadura.
