Daniel Ureña, socio y director general de MAS Consulting, en el libro ‘El lobby en España, ¿asignatura pendiente?’, publicado en 2014 por el Centro de Estudios Políticos y Constitucionales y el Foro Empresarial APRIMAS, habla sobre las diez cualidades que debe tener un buen lobista. Para ello, asegura que ‘la Comisión Europea considera la actividad del lobby como ‘legítima y necesaria en un sistema democrático que contribuye a llamar la atención de las instituciones sobre asuntos importantes’’, e indica que la próxima legislatura que comenzará en enero de 2016 será clave para el desarrollo del lobby en España, una actividad que será vital en los próximos años para el desarrollo de la democracia y la creación de nuevas leyes.
Este avance de la actividad conlleva, desde hace varios años, un crecimiento del número de profesionales que se dedican al lobby. Pero, ¿cuáles son las cualidades de un buen lobista? Según Daniel Ureña, pasan por:
1. Capacidad de síntesis, que el buen lobista tiene que ser capaz de sintetizar y seleccionar los aspectos más relevantes de una realidad compleja, así como resumir en un documento breve la esencia del problema, las consecuencias y las posibles soluciones.
2. Comunicación eficaz, porque la capacidad de Comunicación, tanto escrita como oral, de un lobista es clave para el desarrollo de su profesión. ‘El lobista del siglo XXI no vive únicamente de su agenda de contactos, sino también vive de su capacidad de elaborar argumentos sólidos y de transmitirlos a las audiencias adecuadas. Una buena agenda es necesaria, pero no suficiente’, afirma el socio y director general de MAS Consulting.
3. Conocimiento de los procesos legislativos, ya que el buen lobista ha de ser un perfecto conocedor de los entresijos de los procesos legislativos tanto a nivel europeo, nacional, autonómico y local. Entender las fases y los hitos en la elaboración de las leyes es fundamental para planificar el trabajo de representación de intereses.
4. Dominio del funcionamiento de la vida política, porque es necesario que un lobista conozca el funcionamiento interno de la política, de los partidos (que en España tienen un gran peso) y de las peculiaridades de los representantes políticos para poder combinar los tiempos políticos con los tiempos empresariales. El lobista puede ser el mejor aliado del político siempre que sea capaz de proporcionarle información veraz y útil para su análisis y consideración.
5. Capacidad de adaptación al cambio, ya que Internet, las redes sociales y las nuevas tecnologías puede ser un gran aliado a la hora de defender los intereses de un colectivo, una organización o una causa social. El buen lobista ha de estar al día en las nuevas herramientas de Comunicación social y saber utilizarlas.
6. Entendimiento del funcionamiento de los medios de Comunicación. Los medios de Comunicación tradicionales, la prensa, la radio y la televisión, siguen teniendo la capacidad de marcar los temas del debate público, según Daniel Ureña. Un buen lobista necesita entender los criterios que rigen el funcionamiento de los medios de Comunicación, qué es noticia y qué no lo es. Un reportaje, un artículo o una entrevista en el momento adecuado pueden ser cruciales para la defensa de unos intereses concretos.
7. Visión estratégica y metodología, ya que son muchos los elementos que entran en juego en las campañas de lobby, por lo que el lobista ha de ser capaz de tener una visión de conjunto y saber más allá, anticipándose a los hechos, las acciones y las reacciones e interpretando el contexto social y político.
8. Capacidad de generar consensos, porque el diálogo y la escucha son dos de las herramientas más útiles para el lobista actual. La interacción entre los diferentes actores institucionales, sociales, políticos y empresariales es más necesaria que nunca y un buen lobista tiene que ser un hábil negociador, capaz de escuchar, generar empatía y encontrar los puntos en común ante cualquier asunto.
9. Visión internacional: las ideas, los productos y las marcas son cada vez más globales; los mercados son más abiertos y las distancias más cortas, asegura el socio y director general de MAS Consulting. Por ello, los desafíos a los que las organizaciones se enfrentan son cada vez más globales y el lobista debe comprender y dominar esta nueva realidad.
10. Principios éticos, porque la transparencia y la ética son los mejores aliados del lobista. A mayor transparencia, más confianza en la actividad de lobby, concluye Daniel Ureña.