NOC, es un auténtico vodevil. Por ello, en Destino Wonderland hemos querido transformar el estudio en un escenario lleno de luces, música, mujeres bellas y hombres atractivos, bailarines cimbreantes y actores transformistas, en definitiva, todo el glamour y el plumerío que necesita una obra como esta. ASí es NOC, el espectáculo que, por tercera temporada consecutiva, se representa en Madrid. Desde la sala pequeña del Teatro Nuevo Apolo, Isabel Dimas, la maestra de ceremonias, llega dispuesta a conseguir la complicidad y diversión del público.
NOC es una producción de los popularísimos hermanos Quintana. Hablamos de un show que actualmente está en cartel en Buenos Aires y Santiago de Chile y supone un viaje en el tiempo, un regreso a las esencias del vodevil, un género a veces trivializado y otras muchas reducido a una mera caricatura de sí mismo. Con diálogos de películas muy populares, con los toques precisos de sutileza y excentricidad, con un ritmo endemoniado, con actores que cambian de personaje y traje (e incluso sexo) en poco más de un minuto, NOC cautiva al espectador desde el inicio hasta la apoteosis final.
Isabel Dimas es la mejor embajadora de este NOC, un auténtico vodevil, puesto que, al margen de ser el hilo conductor del espectáculo y la interlocutora con los espectadores, actúa, canta y baila. Es una actriz muy completa y de amplio bagaje que lo mismo encarna a Rossy de Palma en Chicas del montón como maneja guiñoles o interpreta los éxitos inmortales de Edith Piaf. Su versatilidad puede comprobarse en estos momentos puesto que combina NOC con las representaciones de 15 minutos de fama: El casting.
El actor Andrés Arenas no duda en apuntarse a NOC, un auténtico vodevil puesto que es amante de un género que ha representado en múltiples ocasiones, “aunque mi vodevil es de abrir y cerrar puertas, el de los equívocos, teatro de texto, pero ambas variantes me entusiasman”. Representando desde hace más de un año El otro lado de la cama (función que continúa de gira y regresará en breve al Teatro Quevedo de Madrid donde empezó su éxito), el que fuese el entrañable Ceferino de la serie Vivo cantando participa en la actualidad en Amar es para siempre, motivo por el que ha tenido que dejarse bigote y aparcar su comicidad para dar vida al primer malo de su carrera.
Pablo Vilaboy nos trae un musical que, por su frescura, velocidad y ritmo podría ser calificado como vodevilesco: Bye, bye, Birdie. La adaptación cinematográfica de este título supuso la consagración de una belleza electrizante, una explosiva y magnífica Ann Margret que se merendó al resto del reparto con su melena pelirroja, sus kilométricas piernas y su cautivadora voz, dignas de un auténtico vodevil.
