Essena O’neill ha perdido el norte. Su vida ‘Instagramer’ le ha pasado factura. Así, y tras mucho tiempo inmersa en esta red social… ¡ha explotado! Y os preguntaréis… ¿Qué estrés puede tener la chica? En parte puede comprenderse. Con más de medio millón de seguidores en Instagram, la joven de 18 años se ha visto superada por la avalancha que esto supone. Pero antes de decir adiós, ha revelado algunos trucos para poner patas arriba esta gran mentira. El primero, ha reescrito muchos de los textos que acompañaban a sus fotografías, además de borrar más de 2.000. ¿Con qué objetivo? Mostrar la verdad que se ocultaba tras ellas, demostrando que no es oro todo lo que reluce.
Lo que las fotos esconden
Una playa idílica, el bikini que todas querrían tener y un cuerpo envidiable. A simple vista Essena O’neill no debería tener ningún problema. Su vida aparenta ser perfecta…, pero la realidad es otra. Como ella dice, ‘Me hubiera gustado comer bien ese día en concreto. Y para que todo el mundo lo sepa, me hice más de 100 fotografías en poses similares tratando de que mi estómago se viera bien’. Este es uno de sus múltiples nuevos comentarios. Pero no es el único. La publicidad y el dinero también entran en escena. Essena O’neill reconoce que ganaba, fácilmente, 1.300 euros por un post en Instagram. De esta manera confiesa que su día a día se centraba, principalmente, en promocionar diferentes marcas en instantáneas aparentemente “naturales”. Hablamos de prendas de ropa con las que dice ‘jamás saldría a la calle’. ¡Que nos las de a nosotras, que no le hacemos ascos a nada!
Tras esta declaración de intenciones, Essena O’neill ha dado vida a una web llamada ‘Let’s be game changers’ a través de la cual cuenta su experiencia y con la que quiere demostrar lo tóxicas que son las redes sociales como Instagram. Además, quiere promover los principios del veganismo, la salud mental, física y espiritual así como la preservación del planeta Tierra. Nos empezamos a preguntar seriamente si no ha tenido una revelación, si ha visto a la Virgen… porque este cambio es como sus fotos: ‘poco natural’. En resumen. Ya sabíamos que Instagram es una gran fachada pero seguimos queriendo ser Heidi Klum en la mismísima portada de Vogue en cada foto que subimos. Es de esas cosas que no van a cambiar, por mucho que hagamos, así que… ¡Que el postureo os acompañe!