La llegada del frío trae consigo la aparición de las enfermedades de vías respiratorias, como la bronquiolitis. Se entiende como bronquiolitis el primer episodio de infección que afecta a la vía respiratoria inferior. El agente etiológico principal es el Virus Sincitial Respiratorio (su sigla en inglés es RSV), pero en un 10-20% de los casos pueden estar implicados otros virus respiratorios. Habitualmente esta patología se manifiesta entre los meses de noviembre a marzo.
La bronquiolitis afecta en mayor medida a niños de corta edad, sobre todo a los recién nacidos y a niños hasta los dos años. De hecho, el RSV es la causa más frecuente de bronquiolitis en los lactantes. Es una enfermedad que suele presentarse en brotes epidémicos anuales.
Dentro de los lactantes podemos encontrar un grupo donde la enfermedad suele aparecer con más gravedad: lactantes menores de 2 meses, prematuros y/o niños afectos de cardiopatía congénita. Según explica el doctor Alfonso Carmona, jefe de pediatría de Quirónsalud Sagrado Corazón ‘en este grupo existe mayor probabilidad de ingreso, mayor número de complicaciones así como una estancia hospitalaria más prolongada’, continúa el especialista. Además advierte de que ‘el RSV es un virus que puede volver a presentarse, es decir, los lactantes pueden infectarse más de una vez, y afecta con mayor frecuencia a los niños que a las niñas’.
Según el jefe de pediatría de Quirónsalud Sagrado Corazón, ‘el RSV se transmite por las secreciones respiratorias, a través del contacto directo con personas infectadas o con superficies u objetos contaminados por los mismos’.
‘La infección puede producirse’, continúa el doctor Carmona, ‘cuando el material infectado entra en contacto con las membranas de los ojos, la boca o la nariz, y probablemente también a través de la inhalación de partículas generadas por un estornudo o la tos, con un periodo medio de incubación de aproximadamente cuatro días’.
La infección con el RSV puede provocar complicaciones respiratorias graves, lo que requiere en algunos casos asistencia respiratoria e ingreso en una unidad de cuidados intensivos. A veces el RSV en los lactantes puede ser el origen de posteriores episodios de reactividad bronquial.
Los síntomas más comunes del RSV son el goteo nasal, apnea, apatía, fiebre, rechazo de las tomas, respiración sibilante, retracciones (hundimiento) de la pared torácica, respiración rápida y tos. ‘Es importante’, alerta la especialista, ‘tener en cuenta que los síntomas de RSV son parecidos a los de cualquier otra patología respiratoria- infecciosa en el lactante, como gripe, catarro o infección, por lo que es crucial acudir al pediatra para que valore estos síntomas y realice el diagnóstico y tratamiento adecuados’. Esta similitud de los síntomas del RSV con otros trastornos dificulta en ocasiones su diagnóstico, por lo que es conveniente hacer un estudio de las secreciones respiratorias del niño para la detección del virus.
No existe un tratamiento específico para el RSV, dependerá de su estado general, edad, patología de base, etc., según el doctor Carmona. Los antibióticos no son eficaces; el tratamiento tratará de paliar la sintomatología del virus sobre el aparato respiratorio, por lo que pueden ser necesarios aportes de oxígeno, alimentación por SNG (sonda nasogástrica) si el bebé no puede succionar o deglutir de forma adecuada, broncodilatadores para facilitarle la respiración y, en casos de extrema gravedad, el ingreso en Unidad de Cuidados Intensivos con monitorización, asistencia respiratoria, alimentación parenteral, etc.
Existen algunas medidas que los padres pueden adoptar para proteger a su bebé de padecerlo, como evitar el contacto con adultos o niños que puedan encontrarse infectados, no exponerlos a lugares cerrados con numerosa población y evitar el humo del tabaco, entre otros.