En la Tierra a martes, diciembre 24, 2024

El motín en la redacción de ‘El Mundo’ que frenó la ‘revolución’ de David Jiménez

PRIMICIA PR La plantilla de ‘El Mundo’ tuvo un convulso comienzo de curso en septiembre. El diario comenzó a aplicar, sin el consentimiento definitivo de los sindicatos, unos nuevos horarios más adaptados a Internet y que implicaban que buena parte de la redacción comenzase a trabajar a las ocho de la mañana. Esta estrategia impulsada por el nuevo director David Jiménez generó el fuerte rechazo del equipo que la consideró como una vulneración de sus derechos y una afrenta contra el funcionamiento histórico de la cabecera.

Los periódicos en España han basado siempre sus tiempos laborales a los de la noticia. Lo normal es que un redactor de una cabecera de papel entrase a trabajar como muy pronto a las diez de la mañana o ya al mediodía después de que hiciesen su ronda diaria de consulta de fuentes o de ruedas de prensa. Esto implicaba abandonar el diario cuando terminase de producirse los acontecimientos noticiosos del día, aunque esto significara que el redactor se quedase hasta las nueve o diez de la noche en su puesto de trabajo.

David Jiménez, director de ‘El Mundo’ nombrado antes del verano, con casi nula experiencia en la redacción de Madrid y con muchos cursos de especialización teóricos en su currículo, ideó un gran proyecto y lo que él internamente consideró una revolución. Su estrategia tenía que ver con que los redactores históricos del papel adaptaran sus tiempos a Internet y que se dividiesen en dos turnos para mantener actualizada la web con temas potentes todo el día. Esto implicaba poner en marcha dos turnos, el primero a las ocho de la mañana hasta las tres de la tarde y el segundo que cubriese el resto del día.

A la vuelta de vacaciones, los sindicatos acordaron con Jiménez y con la dirección editorial negociar esta modificación y otros puntos en esta misma línea como cambiar las secciones y la distribución de los equipos. El problema es que todos los redactores se encontraron con la sorpresa de que el nuevo horario comenzó a aplicarse sin aviso previo en septiembre y mucho antes de que se certificara el nuevo Convenio Colectivo actualmente en negociación. No obstante, la revolución no duró mucho.

Los propios redactores se negaron a trabajar en estos horarios, no sólo porque trastocaba sus vidas familiares sino que además consideraron que este sistema de trabajo perjudicaba el funcionamiento y la obtención de las exclusivas y temas de apertura del diario. Y es que en el trasfondo del proyecto de Jiménez se privilegiaba el digital por sobre el papel. El formato web debía tener a partir de este año mayor peso para los temas exclusivos y éstos no necesariamente debían publicarse antes en la edición impresa a primera hora de la mañana.

El problema – y así se lo hicieron ver a Jiménez- fue que las noticias y las investigaciones no podían estar sujetas a estos tiempos y que muchas cosas se contrastaban a las diez o a las once de la noche, horario que en teoría no era relevante para esta nueva distribución horaria. La redacción entonces paso a la acción y decidió plantarse hasta que quedase sin efecto la nueva medida, que en muchos casos no llegó siquiera a aplicarse. Después de algunos días de tiras y aflojas finalmente Jiménez cedió ante la mediación de sus colaboradores -alguno histórico de la redacción- y dio marcha atrás con su proyecto ‘estrella’. Decepción en Jiménez que no obstante, espera un momento más propicio en el futuro para resucitar su ‘revolución’.

Seguiremos Informando…

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