A muchas mujeres les cuesta aceptar ese momento en el que se dan cuenta de que son madres y trabajadoras. Pero antes de entrar en este tema, vamos a lo más básico: la aceptación. Esta significa legitimar la diferencia con el otro, o lo que es lo mismo, aceptar que el otro es diferente. En este caso, el otro es la misma mujer en su nueva etapa. Es decir, tienen que aceptar que ahora además de mujer trabajadora, también son madres. Aceptar que es novel en esta etapa, le abre la posibilidad de aprendizaje desde el error, borrando el fracaso y la culpabilidad de su lectura del día a día. Pierde el miedo a ser diferente. Cuando la mujer acepta que ahora es diferente, puede empezar a decidir cómo quiere vivir.
¿Cómo cambian el “deber” por el “querer”?
Estas mujeres, desde la aceptación, son capaces de cambiar su lenguaje: del ‘tengo que’ (obligación) al ‘quiero’ (elección y compromiso), del ‘tengo que ser una gran profesional’ a ‘quiero ser la mejor profesional que pueda’ ó el ‘tengo que ser un madre perfecta’ por ‘quiero disfrutar del tiempo que pase con mis hijos’. Vivir en la excelencia frente a la exigencia y poner liviandad en su día a día son 2 distinciones que marcan la diferencia. Vivir en la excelencia es vivir hoy de la mejor manera que sabe, a través de la confianza en ella misma y en los demás, sabiendo que es muy válida y que si algo no ha salido como esperaba, puede hacerlo de otra manera y obtendrá resultados diferentes. Se permite celebrar sus éxitos por pequeños que sean.
La ayuda del coaching
Liviandad es la emoción que le permite disfrutar de su día a día, estar presente y atenta en lo que está haciendo en ese momento. Poner humor, incluso cuando se equivoca, pensando que en cada error hay una oportunidad de aprendizaje. Resta transcendencia a lo que ocurre. Cuando las mujeres se acompañan de ‘coaching’ para aceptar su condición de madre y mujer trabajadora, suelen acudir porque no se encuentran bien, no se sienten a gusto, se sienten inseguras, culpables, perdidas, desmotivadas, de mal humor o agotadas continuamente. Las mujeres están altamente comprometidas con mejorar y sentirse bien. Cuando encuentran, a través del arte del Coaching, esta posibilidad demuestran ese compromiso, sesión tras sesión, llevando a cabo sus planes de acción e interiorizando lo trabajado. Deciden cómo quieren que sean sus vidas en esta nueva etapa y desde ahí conseguir lo que se proponen, e incluso más.