Asistimos a un aumento de la incidencia de algunas enfermedades de transmisión sexual (ETS), como la sífilis y la gonorrea. ‘Esto se ha debido, al menos en parte, a la relajación que ha seguido al control terapéutico del VIH y a la vuelta al pensamiento de que estas enfermedades son curables y poco importantes’, según explica el profesor Emilio Bouza, jefe del Servicio de Microbiología Clínica y Enfermedades Infecciosas del Hospital General Universitario Gregorio Marañón, de Madrid, y co-coordinador de la jornada ‘Enfermedades de transmisión sexual: de la epidemiología a la ética’, organizada por la Fundación de Ciencias de la Salud, en colaboración con GSK. Aquí se han debatido aspectos epidemiológicos, clínicos, psicológicos y éticos de las ETS.
Las nuevas técnicas moleculares de laboratorio, capaces de proporcionar un diagnóstico más preciso y rápido de estas patologías, y la búsqueda de nuevos antimicrobianos, son dos de los asuntos más actuales en este ámbito. El experto considera que los tratamientos antimicrobianos actualmente disponibles tienen una ‘elevada efectividad si se realiza el diagnóstico correcto, pero no hay que olvidar que su administración debe extenderse a los contactos de los pacientes afectados, algo que no siempre es fácil de llevar a cabo’, explica. La progresiva pérdida de efectividad de dichos tratamientos ‘podría traer consigo la futura extensión de cepas resistentes a antimicrobianos que sean más difíciles de curar’, advierte.
Entre los numerosos aspectos psicológicos y relacionales del paciente con ETS, destacan los complejos de culpa, situaciones de fobia, problemas de pareja y conflictos en la relación médico-paciente. Estas enfermedades ‘siempre se han considerado ‘vergonzosas’ o ‘secretas’, por lo que en ellas es necesario extremar la confidencialidad y el secreto médicos. Esto da lugar a problemas complejos en la relación clínica’, apunta el profesor Diego Gracia, presidente de la Fundación de Ciencias de la Salud y co-coordinador de la jornada, quien ha planteado y analizado ciertas situaciones clínicas que plantean problemas de decisión ética. ‘El problema de las enfermedades de transmisión sexual es que, como su propio nombre indica, en ellas puede infectarse la pareja’, señala. ‘Quien acude al médico es, por lo general, una persona, pero hay otra que puede estar afectada y que, por tanto, conviene estudiar y tratar. ¿Cómo hacerlo, de tal forma que se respeten todos sus derechos?’.
El profesor Javier Puerto, catedrático de Historia de la Farmacia de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y patrono de la Fundación de Ciencias de la Salud, ha narrado una historia de la sífilis, desde su aparición en Europa durante los siglos XV-XVI, hasta su erradicación debida a la comercialización de la penicilina en el siglo XX. Este experto ha expuesto las diferentes maneras que ha habido de entender el contagio de la enfermedad y de abordarla terapéuticamente. ‘Se tardó casi cinco siglos en lograr su erradicación; si lo comparamos con lo que se ha tardado en controlar el SIDA (unos veinte años), nos da idea del inmenso progreso habido en el conocimiento y control de las enfermedades infecciosas’.