El omnipresente Rubén Sánchez, portavoz de Facua, aprovecha el shock generado por los atentados de París para hacer política de la mala y dar pábulo a las medidas contra el terrorismo que propone Pablo Iglesias, a quien, parece querer quitarle el puesto.
Comentarios como los suyos en twitter, en el sentido de que detrás de los ataques de Francia al Estado Islámico hay intereses económicos o culpando directamente a Estados Unidos de financiar al yihadismo (en boca de un espía ruso, por si acaso), le inhabilitan para ser defensor de nada, y mucho menos de los consumidores a quienes pretende apoyar.
Se le llena el twitter de grandilocuentes frases de personajes históricos que se removerían en su tumba si vieran como se utilizan, del manido “No a la guerra” que ya cansa. La cuestión es estar en el candelero, que se hable de uno, y de paso vender su libro, tuit inamovible desde hace más de un mes.
Porque la realidad es que a Sánchez le interesa, sobre todo, vender su libro y, después, hacer política. La pretendida defensa de los intereses de los consumidores es sólo una excusa para conseguir sus otros objetivos. Pues si lo que quiere es entrar en política, ¿por qué no lo hace? Que le pida a Iglesias que le acoja –a lo mejor quiero su puesto- y vaya en las listas con Podemos como ya lo intento en las últimas autonómicas andaluzas. Y que nos deje en paz de una vez.
Seguiremos Denunciando…