La última semana ha sido de lo más movida para los habitantes de la casa de Guadalix y todavía quedaba lo mejor o lo peor según se mire. Y es que la última gala de Gran Hermano ha estado marcada por una de las expulsiones más esperadas entre Sofía, Suso y Marina, el regreso de Vera de su aventura en México y la traumática ruptura de la relación entre Han y Aritz. También el concurso ha contado con la presencia del cantante Manuel Carrasco, quien ha sido el encargado del reto de la salvación al entrar en la casa para esconder su último disco.
Después de ser elegido por sus compañeras para representar a España en la edición azteca de Big Brother, Vera disfrutó mucho de su estancia donde poco tardó en encontrar un nuevo interés amoroso, la mexicana Rossana. Parece que en Gran Hermano todo se vive de otra manera y el español ha vuelto “enamoradísimo” y ya ha confesado que “la esperara fuera”. Pocos se creen la intensidad de ese amor en tan sólo una semana, que parece más un juego interoceánico. Ya en la casa de Guadalix, sus colegas han visto imágenes de su estancia al otro lado del charco, pero él no ha querido revelar nada sobre su viaje alegando que se lo han prohibido. ¿Será una estrategia para retomar su relación con Niedzela donde la dejaron?
Los altibajos en la relación entre Han y Aritz han sido una constante durante su estancia en el programa. Pero la mecha se prendió tras una discusión con Suso, lo que desencadenó la furia de Aritz contra Han por hablar de su amistad con el resto de la casa. El vasco ha confesado que el chino se ha sobrepasado con él mientras estaba dormido, pero le ha perdonado por respeto. Gran parte de sus compañeros creen que él es el culpable de esa toxicidad por dar alas a su compañero, por lo que Aritz se plantea abandonar Gran Hermano. Cuando el ambiente se calmó, Aritz decidió continuar y mantener una convivencia cordial con el que en su día fue su amigo. Y en el plató, Mercedes Milá descubrió que la persona especial del vasco era Biki, quien ha estado defendiendo al concursante en todas las galas.
Con unos porcentajes ciegos muy desiguales, en la sala de expulsión sólo había sitio para dos de los nominados, por lo que la primera concursante salvada sería Marina con el 19,1% de los votos. Comenzaba así el duelo más esperado de la presente edición de Gran Hermano entre Sofía y Suso. Durante los treinta minutos previos a la expulsión, ambos han visto algunos vídeos sobre la corta relación que iniciaron en el reality, su separación y el nuevo romance que el catalán ha tenido con Raquel. Pero la navarra sigue enamorada de él y no cesa en su empeño de reconquistarle, llegando a rozar el ridículo mientras niega la evidencia.
Viendo cercana su salida de la casa, Suso se arrepiente del trato que le ha dado a Sofía a la que ha acusado de aprovecharse de su pena para continuar en el programa. Mientras que ella se ha dado cuenta de su obsesión, justificando la actitud del joven ante su insistencia. Pero finalmente se cumplieron los pronósticos y Suso es el elegido para abandonar Gran Hermano, por lo que el concurso pierde a uno de sus principales alicientes por el juego que daba como macho alfa dentro de la casa. Comienza así una nueva etapa, donde los concursantes han tenido que buscar un nuevo objetivo para sus nominaciones, que han vuelto a ser a la cara.
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