Encontrar el equilibrio entre el acceso a la innovación farmacológica y la garantía de sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud (SNS) plantea varios interrogantes a los gestores sanitarios y pone de manifiesto la necesidad de una reflexión profunda en el modelo sanitario español. Ante esta situación, la Fundación Gaspar Casal, en colaboración con TEVA, ha elaborado el libro Política y evaluación de los medicamentos hospitalarios, cuyos capítulos hacen un repaso acerca de los informes de posicionamiento terapéuticos, los acuerdos de riesgo compartido, la adherencia a los tratamientos y el impacto económico de las distintas opciones sobre el bienestar social. Según Rafael Borrás, Director de Comunicación y Relaciones Institucionales del grupo TEVA España, “el presente documento, elaborado por profesionales de primer nivel, nos ayuda a reflexionar sobre la necesidad de hacer un sistema sanitario sostenible capaz de aprovechar al máximo los recursos existentes pero bajo parámetros de alta cobertura, calidad y eficiencia”.
Las enfermedades crónicas clásicas se manejaban, “salvo descompensaciones, a través de la atención extrahospitalaria, con prescripción en receta oficial y dispensación a través de la farmacia comunitaria”, apunta Salvador Peiró, uno de los autores del libro. “Estas características situaban la problemática de la adherencia fundamentalmente en la atención primaria, aun sin quitar importancia al momento del alta hospitalaria o el seguimiento en consulta externa”, prosigue.
Según describe el libro, “muchas de las nuevas cronicidades son tratadas con nuevos fármacos (oncológicos, biológicos, antivirales, huérfanos, etc.) que son dispensados desde los servicios de farmacia hospitalaria, por lo cual el farmacéutico hospitalario se configura como un actor clave para incidir sobre la adherencia en este tipo de pacientes.
La adherencia al tratamiento juega un rol fundamental en las enfermedades crónicas. El incumplimiento del tratamiento es multifactorial y por ello, según Peiró, es importante “el papel de concienciación que están jugando las asociaciones de pacientes, el rol de los diferentes profesionales sanitarios o la comunicación entre niveles asistenciales”.
Además, el libro indica una serie de recomendaciones para reducir los problemas de adherencia, “siendo aconsejable eliminar o reducir algunos copagos, identificar pacientes no-adherentes mediante los sistemas de prescripción electrónica y realizar tratamientos directamente observados”.
Los profesionales sanitarios de cada nivel asistencial son fundamentales, al igual que la industria farmacéutica. “El progreso del tratamiento farmacológico en las últimas décadas ha sido decisivo para cambiar el pronóstico de muchas enfermedades y mejorar la calidad de vida de muchos pacientes”, y la adherencia a los tratamientos es un componente esencial para que estos resultados se trasladen del entorno experimental de los ensayos clínicos al mundo real, confirma Peiró.
Por otro lado, el libro también reserva un hueco para los acuerdos de riesgo compartido o acuerdos basados en resultados en salud, son el reflejo de la corresponsabilidad, del trabajo conjunto entre administraciones sanitarias e industria farmacéutica estableciendo una fórmula de pago por resultados.
Según Miguel Ángel Calleja, coautor, “los parámetros a evaluar los han de definir los clínicos expertos en el tratamiento de la enfermedad en cuestión, basándose en las variables analizadas en los ensayos clínicos y en la práctica habitual para evaluar la respuesta al tratamiento”.
Además, Calleja añade que “la colaboración de los servicios de Farmacia es de vital importancia en el diseño e implementación de este tipo de acuerdos, siendo un aliado importante en el seguimiento de los resultados en salud en vida real”.
El objetivo de la evaluación económica es la ayuda a la toma de decisiones, evaluando el impacto de distintas alternativas sobre el bienestar de la ciudadanía.
La evaluación económica debe ser capaz de ofrecer información eficiente para el cálculo de impactos. Según Pedro Gómez, también coautor de esta obra, “debemos ser conscientes que, en ocasiones, el impacto económico se presta a interpretaciones y que su sensibilidad es muy elevada en función de los datos de incidencia y prevalencia de cada patología”.
Según el grupo de expertos que participó en la elaboración del texto, la medida prioritaria para implantar en España la evaluación económica como herramienta evaluativa, es que se constituya en un instrumento necesario para la intervención del precio de los medicamentos. “Sería recomendable involucrar a las Comunidades Autonómicas, incorporando estas estrategias entre los factores a impulsar en sus respectivas gestiones sanitarias, o no seremos capaces de avanzar en este campo” concluye Gómez.