La impresión 3D se perfila como una prometedora manera de realizar ‘stents’ cardíacos, recipientes para el crecimiento de células y tejidos o incluso reproducciones de órganos para planificar intervenciones extremadamente complejas. Y es que el sector sanitario, junto al aeronáutico, es el que más hincapié está haciendo en el aprovechamiento de esta nueva tecnología que prevé generar más de 6.000 millones de dólares en 2017. Una de las grandes ventajas de la impresión 3D es que el cliente puede personalizar los objetos que imprime. Y ¿qué puede ser más personal que un juguete sexual diseñado exclusivamente por ti y para ti?
La sexóloga Nayara Malnero abre la ventana de las posibilidades que trae la impresión 3D en el ámbito de la salud sexual. La psicóloga, sexóloga clínica y directora del centro de terapia en pareja Psic & Corps explica que “antes de las impresoras 3D triunfaba una arcilla que el hombre se ponía en el pene en erección y podía hacer un molde” y reconoce que las nuevas tecnologías han permitido “amoldar los juguetes eróticos a nuestros mayores deseos”.
Sin embargo, advierte que a la hora de decantarse por elegir un diseño impreso en 3D lo más importante es elegir materiales de primera calidad: “Siempre recomiendo que se utilicen siliconas hipoalergénicas como las que se pueden utilizar en el ámbito sanitario”, subraya en una entrevista en OndaSaludable. Nayara Malnero aprovecha para mencionar otros juguetes sexuales que también serían susceptibles de ser impresos en 3D.
Posiblemente, en el futuro, esta tendencia vaya a más y la técnica se perfeccione. Y es que, uno de los campos en los que la tecnología lleva desde hace años poniéndose a nuestro servicio es el del placer más carnal. Hoy en día existen muchas formas de obtener placer: aplicaciones móviles, ropa interior inteligente o incluso se han desarrollado robots que buscan parecerse a los seres humanos a través de perfectos acabados de látex. Todo hace predecir que nos espera un futuro de lo más placentero.
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