La violencia de género se manifiesta de muchas formas y una de ellas, y probablemente a la que menos se le presta atención, es la mutilación genital femenina. La sufren 125 millones de mujeres y niñas en todo el mundo y, a pesar de lo que se cree, no ocurre solo en África. A esto hemos de añadir que no está relacionada con ninguna religión, como otros tantos piensan. Así, la Unión de Asociaciones Familiares (UNAF) ha querido hacerse eco de este problema. Se entiende por violencia de género todo acto de violencia física o psicológica hacia alguien simplemente por su sexo. En este caso hablamos de la violencia de género hacia la mujer. Esto hace que la mutilación genital femenina se convierte instantáneamente en una forma de ella al eliminar tejido de cualquier parte de los genitales femeninos por el mero hecho de ser mujeres. Las personas que realizan esta práctica se escudan en motivos culturales al afirmar que protege la virginidad de la mujer en cuestión, garantiza la fidelidad y aumenta el placer del hombre.
Hemos hablado con Julia Pérez, Directora de UNAF para que nos cuente un poco más sobre este problema para muchos desconocido. En primer lugar,… ¿Desde cuándo existe esta práctica? Pues para la sorpresa de muchos, es ancestral: “se han encontrado momias en Egipto ya mutiladas. Además, vivimos en un mundo globalizado en el que la gente emigra y con él su cultura y sus costumbres”. Por lo tanto, por esta razón, esta práctica desgraciadamente se ha convertido en global. Así, nuestra pregunta es… ¿qué se está haciendo la UNAF para luchar contra este problema?: “tenemos, desde 2011, un programa que nos financia por el gobierno y en el que trabajamos para sensibilizar a la población. En él, educamos a profesionales para que puedan llevarlo a cabo, ya que se necesitan unos conocimientos concretos para ayudar a estos grupos de población”.
Además, desde este 2015 cuentan con la colaboración de La Obra Social “La Caixa” para llevar a cabo este proyecto de ayuda. En definitiva, es un problema que en España apenas se trata pero que se ha ido extendiendo por todo el mundo. Se considera una violación de los derechos humanos y una forma de violencia de género hacia la mujer. Pero no hay que olvidar que es una práctica que viene dada con la cultura de la sociedad que lo practica y que en un primer momento lo primero a tener en cuenta es intentar hacer comprender a todas estas mujeres que lo sufren la situación en la que se encuentran y las consecuencias tanto físicas como psíquicas que esta práctica conlleva para el resto de su vida.
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