La historia del movimiento trans es extensa. Por ello, en este programa, Leo Mulió Álvarez, psicólogo de Fundación Daniela ha querido entrevistar a Juana Ramos, trabajadora social y activista trans con años de experiencia en la lucha por estos derechos en el estado español. Hablamos con ella para conocer tanto el pasado como la situación actual de este colectivo, el cual hemos enfocado más a los menores.
Para entender esta situación, es necesario contextualizarla dentro del marco general de la lucha por los derechos trans, que comenzó hace varias décadas. Nos encontramos con una realidad que todavía conlleva múltiples dificultades y obstáculos impuestos por la sociedad en todos los diferentes niveles, tanto legales, como sanitarios, de valores e ideas sobre el género y la sexualidad que limitan, rechazan y dejan fuera las identidades trans. Sin embargo, estamos en un punto en el que se encuentra dentro de un proceso de lucha extenso, que empieza a coger fuerza después de la dictadura franquista. En aquel momento las dificultades eran otras y por tanto las demandas y necesidades de la comunidad trans también. Sin embargo, ese fue el comienzo que ha dado lugar a nuestra situación actual.
El movimiento trans ha pasado por varias fases, que Juana Ramos diferencia como: la de despenalización, seguida de la de legalización y que actualmente se encuentra en la de despatologización. Ese proceso, y esos pasos que se han ido dando, han sido necesarios para que hoy en día gocemos de ciertos derechos que hace unos pocos años eran impensables. Todo, sin olvidar que todavía quedan muchas cosas por conseguir para lograr una igualdad real. Eso sí, hay que reconocer el trabajo hecho y los objetivos cumplidos, ya que de no haber sido así estaríamos aún en un lugar mucho peor.
Es interesante observar por ejemplo cómo la patologización de la transexualidad, contra lo que estamos luchando actualmente, en su momento en los inicios, llegó a ser la herramienta que permitió a las personas trans ser reconocidas como tal y con ello pudieron recibir algún tipo de validez por el resto de la sociedad, aunque esta fuera pagando el precio de la patologización. Gracias a que esto fue así, hoy estamos reconocidas y existimos. Ahora que eso se ha logrado, tenemos que luchar para que nuestros derechos sean también reconocidos sin necesidad de estar patologizados.
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