Lo cierto es que cada vez me cuesta más trabajo contar cosas que tengan que ver con nuestra verdadera dedicación. El cambio, todo lo vivido durante estos años, hace que las espaldas se hayan combado de tanta sorpresa y aguante. Lo llamamos de cualquier forma y manera, para no nombrarlo. Desde la medicina, en la que muchos siguen hablando del cangrejo, el bicho… hasta otras tantas disciplinas en las que se disfraza la realidad con nombre de juegos de infancia. Lo llamaban inmersión, lo nombraban y liquidaban en diferido, se comunicaban a través de un plasma… al final triunfa la imitación de la mediocridad que sólo algunos son capaces de mal disimular.
Me asomo a mundos en los que no reconozco ningún valor que sea capaz de sustentar a los que se quedan mirando las estrellas pidiendo a gritos que vuelvan. ¿Quién? ¿De dónde?… menuda locura inconcreta, por culpa de las teorías milenaristas que llenaron los tristes quioscos de prensa de desidia, mentira y más de lo de siempre. Sectores que languidecen y se retroalimentan cual turbina subvencionada de esas. De las que habrá que rendir buena cuenta. La sociedad se descree, se deconstruye… turbina de vapor y locura a partes iguales.
No hace falta inventar nada. La NATURALEZA, nuestra verdadera Madre la TIERRA, ella nos lo da todo, y todo está dispuesta a quitarnos. Nuestra Madre es un ser vivo en sí mismo. Los humanos lo consideramos un barrio desde el que salgo de vacaciones… La visión total es cero, la real es tendente a menos uno. Como ser vivo que es, tiene sus órganos que la regulan… un pequeño espécimen vírico o bacteriano, pero muy resistente, que reúne a sus más altos dignatarios en una danza de intenciones, sin acuerdos, sin comunicar la verdad, y creando estándares que estarán anticuados, para dentro de cinco años, que es cuando se pretende hacer la primera limpieza. La TIERRA, y todos los que en ella vivimos no podemos esperar a ahogarnos en nuestras ciudades plenas de restricciones y de humo que nos mata… Tenemos que dar el paso todos los que en esto estamos implicados, ¡que somos todos! No basta con analizar o hacer un llamamiento, tenemos que llegar lo lejos que sea necesario para construir un hogar para que el ser humano no tenga que emigrar en masa.
Los científicos e investigadores están avisando de que llega el fin de un planeta que nos lo ha dado todo… Sólo me asalta una duda: ¿Nos echará? O como Madre de todos se extinguirá con nosotros. Insisto hablamos de un ser de miles de millones de años que agoniza por una especie que sólo busca un camino para salir de todo esto. El final y el fin, que no son lo mismo, en este caso se deben separar más. Tendremos un final que debe ser el de abusar de los recursos, distribuir con dignidad entre los países que después nos ‘invaden’. Diamantes en medio del desierto, oro en el mar del Norte… ¿Hasta cuándo? ¿Es necesaria tanta sangría?
Recorrer esos lugares comunes en los que las esencias escasean, es algo a lo que muchos ya se han acomodado. Viendo detrás de sus visillos como pasan los pájaros por la ventana, los que no volverán… Es el momento de ponernos en marcha como especie, y dar un paso que nos lleve al equilibrio real entre nuestras necesidades y las que nos puede aportar nuestra Madre.
Todos tenemos una Madre, y sabemos cómo la queremos, la necesitamos… Todos tenemos una misma Madre, que está enferma y avejentando mil años por minuto… ¿Por qué no la queremos? ¿Por qué no la cuidamos?