Hoy en día, existe una amplia mayoría de personas que consideran que el dolor crónico es una parte normal e inevitable de la vida, por lo que padecen con resignación continuas experiencias sensoriales desagradables cuyos efectos debilitantes son tan insoportables como indescriptibles. El dolor lumbar, la artritis o la cefalea recurrente son enfermedades que a menudo se sufren porque se ha decidido, de forma voluntaria y sin asesoramiento científico ni médico, dejar de luchar contra ellas. No redimirlas es “un problema cultural”. Así lo ha asegurado José Ramón Cisneros, Director del Instituto Mundipharma, en la presentación del documental “Rebélate contra el dolor: Un testimonio real”.
Con esta pieza de cinco minutos de duración, el Instituto Mundipharma y la Sociedad Española del Dolor intentan trasladar a la opinión pública un mensaje claro: el dolor crónico se puede tratar. En el trabajo, que parte de una idea original del propio José Ramón Cisneros y que ha sido producido por Pirámide Comunicación, han participado afamados personajes populares, como Mayra Gómez Kemp, Pablo Carbonell, Sebastián Palomo Danko o Esmeralda Moya. Ellos, que sufren en primera persona las consecuencias del dolor crónico, han querido poner rostro a una enfermedad que afecta a más de 7 millones de personas en España.
En palabras de José Ramón Cisneros “el dolor que se muestra en el documental es una realidad tangible que sufren 7 millones de españoles, pero hay que afrontarlo con positivismo y con una lucha continua”. En este sentido, Sebastián Palomo Danko ha afirmado que “lo peor que se puede hacer es resignarse”. “Cuando uno lucha es capaz de amoldarse al dolor físico y de salir adelante, encontrando muchas otras cosas con las que ser feliz”, explica.
La nota de humor la ha puesto Pablo Carbonell. El actor, ha reconocido que su profesión le ha permitido olvidarse del dolor; sin embargo, “cuando hice una prospección sobre mi dolor, descubrí que soy un saco de dolores”. Este “cantautor plasta”, como él mismo se define en su perfil de Twitter, también ha insistido en no caer en la resignación y dejar de buscar soluciones. Y es que, aunque pocas personas mueren de dolor, muchas fallecen padeciéndolo y son aún más las que viven con dolor siendo una enfermedad sobre la que la ciencia está depositando grandes esfuerzos y en la que “no todo está perdido”.
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