Todos recordamos el revuelo que generó en la prensa internacional la aprobación en Estados Unidos, por parte de la FDA, de una píldora rosa a la que rápidamente se le bautizó con el nombre de “la viagra femenina”. En aquel momento, los científicos se vieron en la obligación de intervenir y asesorar a la sociedad y, sobre todo a los medios de Comunicación, sobre su correcta denominación y su auténtico mecanismo de acción. Y es que, aunque se había apropiado del nombre comercial con el que se popularizó el citrato de sildenafilo, sus efectos no eran los mismos. Ni siquiera se parecían. No puede negarse que utilizar el nombre de la milagrosa píldora azul era una gran estrategia comercial. Sin embargo, lo correcto es hablar de un antidepresivo que funciona a nivel hormonal mejorando su libido sexual en mujeres con características muy específicas. La flibanserina modifica tres sustancias químicas claves para el cerebro, aumentando la dopamina y la norepinefrina y disminuyendo la serotonina, lo que hace incrementar la libido en las mujeres y su deseo sexual. Pero no busca una erección en la mujer. En cambio, el sildenafilo actúa estrictamente a nivel biológico aumentando el flujo de sangre que llega a los genitales. Con estas aclaraciones, la “viagra femenina” y las esperanzas de que se convirtiera en el medicamento más popular del año, se desbarataron.
Junto a los científicos se pronunciaron también los especialistas dedicados al estudio del comportamiento sexual y de las cuestiones relacionadas con el sexo. Los sexólogos aprovecharon la oportunidad para retomar un tema por el que siempre ha existido una gran preocupación: el deseo sexual femenino. Nayara Malnero, directora del Centro de psicología, sexología y terapia de pareja Psic & Corp, explica que “la disfunción sexual femenina más conocida por su alta frecuencia mundial es el bajo deseo sexual, es decir, el deseo sexual hipoactivo”.
En una entrevista en OndaSaludable, explica que los factores que pueden perturban nuestro deseo sexual tienen que ver con el estrés del día a día, las preocupaciones, las cargas… “Dejamos la sexualidad para lo último del día, cuando ya estamos agotados y cuesta más disfrutar de las relaciones sexuales”, comenta. Otro elemento es la rutina en pareja. Según la experta, “es normal que, si todos estos astros se alinean, al final mi deseo caiga y, si no busco otras formas de disfrutar, cuando me doy cuenta, casi parece que ni lo necesito”. Los antidepresivos, ansiolíticos o relajantes musculares también nos afectan.
Nayara Malnero recuerda que para salir de la rutina la mujer puede disfrutar de su cuerpo en muchos sentidos, y no solo con penetración. De hecho, desvela que la mayoría de las pacientes que acuden a su consulta de Gijón se quejan de que “siempre es lo mismo”, es decir, “la misma relación sexual que acaba en penetración”. A este respecto, critica que, cuando los defensores de la nueva “viagra” hablan de que las mujeres tienen más encuentros sexuales, se trata de encuentros coitales. Por lo tanto, asegura que “este nuevo medicamento es para tener contentos a los hombres, no a las mujeres”. Y anima a encontrar fórmulas para aumentar el deseo sexual sin la necesidad de tomar pastillas.
Voces críticas sobre la “viagra femenina”
Nayara Malnero no fue la única voz crítica con esta nueva pastilla. En torno al anuncio de la aprobación de la “viagra femenina” se generó mucha polémica. La Plataforma No Gracias denunció entonces que “evaluar la falta de deseo como algo puramente fisiológico es ignorar la naturaleza y los factores que afectan a la vida sexual de las mujeres. En el deseo femenino también influye el cansancio, las preocupaciones, una sexualidad vivida como insatisfactoria, las dificultades de comunicación o en la relación con la pareja, etc. Y nada de eso se alivia con pastillas”. Para esta plataforma, la solución pasa por encontrar enfoques basados en cambios en el estilo de vida, reducción del estrés, terapias de pareja, revisión de fármacos que pueden estar afectando a la libido.
Así las cosas, se puede decir que la “viagra femenina”, esta pastilla que sedució a los medios de Comunicación a lo largo y ancho del mundo, no se ha convertido en el medicamento más popular del año. No obstante, ha supuesto una oportunidad única para concienciar sobre el deseo sexual femenino y para romper con todos los tabús que existen al respecto.
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