Marta Ribera regresa al lugar del crimen, puesto que ya cosechó un gran éxito cuando protagonizó Cabaret en un montaje que se mantuvo en cartel casi cinco años. En aquella ocasión se hizo cargo (sustituyendo a Natalia Millán, que fue quien lo estrenó en 2003) del rol principal, Sally Bowles, el mismo con el que una soberbia Liza Minnelli se convirtió en estrella y leyenda al frente de la grandiosa adaptación cinematográfica dirigida por Bob Fosse. Fue gracias a esta película como Cabaret se convirtió en uno de los títulos míticos del musical, objeto de reposiciones en diferentes lugares del mundo.
En la actualidad, Marta Ribera da vida a Fräulein Schneider en la versión de Cabaret que, dirigida por Jaime Azpilicueta, se estrenó en el Teatro Rialto de Madrid el pasado 1 de octubre. Aquellos que sólo conozcan la película, no sabrán quién es su personaje, ya que desapareció en la versión fílmica: es la dueña de la pensión a la que llega Cliff Bradshaw, escritor estadounidense que llega al Berlín de 1931 buscando inspiración para una novela (un trasunto de Christopher Isherwood, cuya novela Adiós a Berlín fue el punto de partida). Marta Ribera encarna a una mujer que debe elegir entre la última oportunidad de poder vivir un amor o la seguridad y tranquilidad de mantener su negocio a flote en una Alemania que se va tiñendo de nazismo: su prometido es judío.
La transformación que Marta Ribera lleva a cabo en escena es prodigiosa porque se basa en la manera de caminar, de hablar, de moverse, sin apenas necesitar caracterización o maquillaje para aparentar más edad de la que tiene. El magnetismo que desprende, la verdad que exuda, el estremecimiento que provoca en los espectadores es recompensado en cada función con una de las ovaciones más estruendosas no sólo en los saludos finales, sino cuando termina sus canciones. Marta Ribera posee un currículum que da vértigo puesto que, además de Cabaret ha protagonizado West Side Story, Grease, Spamalot, Hermanos de sangre, Chicago y Jekyll & Hyde, junto a Raphael. Todo eso sin salirnos del ámbito del musical, género en el que puede demostrar sus múltiples facultades como actriz, cantante y bailarina.
Para continuar con el tono de evocación que imprime un título como Cabaret, Pablo Vilaboy nos invita a recordar la serie Luz de Luna, homenaje a las comedias de los años 30 y 40. Un título imprescindible de la década de los 80 que reverdeció los laureles de Cybill Shepherd y transformó en ídolo y actor de éxito a Bruce Willis. Con una banda sonora que creaba atmósfera de nostalgia y remembranza, ponía al día la guerra de sexos en que brillaron nombres como Tracy y Hepburn, sin ocultar su fascinación por aquella época que recrearon en algunos episodios.
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