Hoy vamos a intentar aportar algo más de luz a algunos términos que todavía se confunden, como es el género y la identidad de género. Daniel Shoer Roth es un periodista venezolano, abiertamente gay, radicado en Miami. En uno de su artículos nos aclara todo esto. Y yo, he querido basarme en su interpretación y añadir algún matiz para que nos ayude a entender mejor estos términos y, sobre todo, a nosotros mism@s y a las personas. Con frecuencia encontramos cierta confusión entre lo que es la orientación sexual y la identidad de género. Pensamos que se trata la misma cosa, porque se cree que el sexo y el género significan lo mismo, pero no es así.
Primero, debemos diferenciar el significado de sexo y género
El sexo de una persona se determina al nacer. Es su condición biológica. Hombre o mujer. Está asociado principalmente por atributos físicos como cromosomas, hormonas y anatomía interna y externa. El género, además, se refiere a roles construidos socialmente, comportamientos, actividades y atributos que una sociedad considera apropiados para niños y hombres, o niñas y mujeres. Estos roles influyen en la forma en que las personas interactúan y en cómo se sienten consigo mismas. A pesar que el sexo biológico es el mismo en todas las culturas, los aspectos del género pueden diferir.
Orientación sexual versus identidad de género
El término ‘orientación sexual’ se refiere al sexo hacia el que una persona se siente atraída en el plano emotivo, romántico, sexual y afectivo. Si a una persona le atrae romántica y físicamente un miembro del sexo opuesto, entonces es heterosexual. Y si por el contrario, si siente atraída por una persona del mismo sexo, entonces es homosexual. Pero la orientación sexual no es absoluta. También existe la bisexualidad cuando a una persona le atraen miembros de ambos sexos. El término identidad de género se refiere a la conciencia de una persona de sentir pertenencia al sexo masculino o femenino. Es decir, una persona puede sentir una identidad de género distinta de sus características fisiológicas innatas. Por lo tanto una persona puede sentirse mujer aunque haya nacido con el sexo masculino, o puede sentirse hombre, aunque haya nacido con el sexo femenino. Sea cual sea nuestro genero, orientación e identificación, lo más importante es que todos somos principalmente personas, y como tal, merecedoras de respeto y de libertad para elegir cómo queremos vivir nuestra vida.
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