En la Tierra a sábado, 20 abril, 2024

De Johnson & Johnson a las costas de Lesbos: la vida de Enrique Álvarez once años después de sobrevivir al tsunami

Foto: Santi Palacios

El 26 de diciembre de 2004 el mundo fue testigo de una de las mayores tragedias de la Historia: un sismo de 9,1 grados de magnitud en la escala de Richter provocó un destructivo tsunami que devastó las costas de Indonesia, Sri Lanka, India, Tailandia y de otros países con olas que llegaron a los 30 metros. El suceso provocó 230 mil muertos. El directivo español Enrique Álvarez, su mujer María Belón y sus tres hijos fueron de las pocas personas que milagrosamente sobrevivieron al tsunami.

Ocho años después, su historia y la angustia allí vivida daba la vuelta al mundo y removía conciencias gracias a la magia del cine y al trabajo del director cinematográfico Juan Antonio Bayona. Fue entonces cuando millones de espectadores pudieron contemplar la espectacularidad de los hechos, poner a prueba sus sensibilidades y comprobar que las vidas de los miembros de esta familia transcurrían con total normalidad, conviviendo en lo mejor posible con el cambio que les produjo el impactante suceso.

Enrique Álvarez continuó con sus responsabilidades como alto directivo de una de las dos filiales que la multinacional Johnson & Johnson tiene en nuestro país. Tales fueron sus méritos profesionales que a finales de abril de 2013 era promocionado como presidente del gigante estadounidense de la salud. Como presidente y consejero delegado de Johnson & Johnson en España, trabajó en estrecha relación con Martín Sellés, presidente y consejero delegado de Janssen Cilag, la otra filial que el grupo empresarial tiene en nuestro país y que aglutina la actividad farmacéutica.

Pero eso no es todo. En diciembre de 2014, Enrique Álvarez asumía la presidencia de la Federación Española de Empresas de Tecnología Sanitaria (Fenin). Sustituía por un periodo de dos años a Daniel Carreño, de General Electric Healthcare España. Sin embargo, el superviviente a la tragedia que se produjo en el sudeste asiático ponía fin a su mandato antes de la fecha prevista. En octubre comunicaba su cese argumentando que se debía a cambios en la estructura organizativa de su compañía “que implican la asunción de responsabilidades a nivel europeo incompatibles con el ejercicio de la presidencia”.

Sus éxitos profesionales se vieron relegados a un segundo plano cuando las Naciones Unidas, los gobernantes europeos y las asociaciones de ayuda humanitaria dieron la voz de alarma ante el crítico escenario que estaba gestándose en las fronteras de Siria debido al aumento desmesurado de la violencia y la crueldad en la Guerra Civil que se desarrolla en el país desde 2011. Miles de civiles han decidido huir, por lo que a las costas de los países vecinos, como las de la isla de Lesbos, llegan cada día entre 700 y 1.000 sirios.

Esta situación, definida por el Padre Ángel como “la mayor emergencia humanitaria desde el final de la Segunda Guerra Mundial”, removió la conciencia de Enrique Álvarez. A punto de cumplirse 11 años desde que se produjese el tsunami que le cambió la vida, cerraba la puerta de su despacho en Johnson & Johnson y asumía un nuevo reto: ayudar a salvar vidas a los socorristas de la ONG Proactiva, una asociación catalana integrada por personas que se releva quincenalmente para ayudar de forma voluntaria a los refugiados que desembargan en la isla de Lesbos (Grecia). “Llevaba mucho tiempo atento a las noticias que llegan de refugiado sirios, en general de Medio Oriente, y había hablado con diversas organizaciones. De repente me surgió esto y me he integrado en su equipo”, cuenta Álvarez en un artículo publicado en la sección de Cultura de El País.

Durante ocho días, Enrique Álvarez ha hecho guardias día y noche y se ha sumergido en las frías aguas del mar Egeo para salvar el máximo número de vidas posibles, para rescatar a todos esos sirios que abandonan la costa turca y recorren los 10 kilómetros que les separan de un destino con oportunidades de supervivencia. Y es que, Proactiva ayuda a los refugiados al final del viaje, en aquellos momentos fundamentales: cuando entran los nervios, la gente se pone de pie y vuelca las embarcaciones.

Coincidiendo con el Puente de la Constitución, Enrique Álvarez volvía a Madrid y se reincorporaba a su despacho en Johnson & Johnson. Eso sí, no sin antes reprocharle a los gobernantes europeos su escasa participación y ayuda en este tremendo drama.

Seguiremos informando…

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