No cabe duda de que 2015 no ha sido el mejor para la multinacional tecnológica Toshiba. La firma japonesa ha recibido en estos últimos días del año la noticia de una multa millonaria impuesta por la Agencia de Servicios Financieros (FSA) del país asiático, por valor de 7.370 millones de yenes (cerca de 55 millones de euros), la mayor sanción que ha impuesto este organismo regulador en su historia. Toshiba está acusada de fraude contable al haber inflado sus ingresos por ventas hasta los 224.800 millones de yenes (unos 1.705 millones de euros) entre los años 2007 y 2014, así como su resultado operativo en 155.200 millones de yenes (alrededor de 1.180 millones de euros).
Esta noticia ha supuesto uno de los mayores escándalos financieros de Japón en los últimos tiempos, por lo que la cifra impuesta por el FSA supera con creces los 1.600 millones de yenes (cerca de 12 millones de euros) con los que multó a IHI en 2008. El fabricante de maquinaria pesada ostentaba la cifra récord hasta ahora, debido a haber inflado sus cuentas en 2007. Ahora, al término del ejercicio, Toshiba prevé registrar unas pérdidas de 550.000 millones de yenes (unos 4.175 millones de euros), las mayores de su historia de 140 años. Asimismo, las predicciones de la compañía nipona apuntan a unas pérdidas operativas de 340.000 millones de yenes (2.581 millones de euros).
Toshiba y su proceso de reestructuración
Toshiba despedirá a 7.000 trabajadores, principalmente de su negocio de electrónica de consumo, debido a esta nueva situación. “Con esta reforma nos gustaría recuperar la confianza de todas las partes interesadas, incluidos los accionistas, y transformarnos en una empresa sólida”, aseguran desde la compañía. Y es que la noticia de la sanción ya ha hecho bajar sus acciones en casi un 10%, por lo que los citados accionistas están más que preocupados por la situación. Asimismo, la compañía también ha anunciado que los recortes de empleo globales que abarcan a todo su negocio de PC podrían alcanzar a 10.600 trabajadores, 4.800 fuera de Japón.
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