Desde la muerte de Freddie Mercury en el año 1992, no se había recibido una noticia que haya conmocionado tanto al mundo del rock como el fallecimiento del que muchos consideraban “el dios por excelencia de la cultura contemporánea”: David Bowie. A primera hora de esta mañana, su cuenta oficial de Twitter portaba la desgarradora información: “10 de enero de 2016 –David Bowie ha muerto pacíficamente hoy rodeado de su familia después de 18 meses luchando valientemente contra el cáncer. Ya que muchos de ustedes van a compartir en esta pérdida, les pedimos que respeten la privacidad de la familia durante este momento de dolor”. Y su hijo, Duncan Jones, lo confirmaba a través de su perfil: “Lamento mucho y me entristece decir que es cierto. Estaré fuera de las redes durante un tiempo. Os quiero a todos”.
Estas declaraciones han sido más que suficientes para que los medios de Comunicación de todo el mundo se hicieran eco del suceso y para que el cáncer volviese a acaparar titulares. Y es que´, según ahondan los diarios, David Robert Jones, que así es como se llamaba realmente el cantante, había mantenido en absoluto secreto una enfermedad oncológica que le fue diagnosticada en julio de 2014. Tal fue el empeño puesto en ocultar su situación que decidió continuar trabajando para no levantar sospechas.
De este aliento en la fase terminal de su cáncer nació su vigésimo quinto álbum, Blackstar, un trabajo donde, además de la profundidad intelectual de su obra, se percibe una oscuridad galopante, un desasosiego al que sus fans encuentran ahora una explicación sobrecogedora. De hecho, también encuentran sentido ahora a su último vídeo, Lazarus. Basta ver a un Bowie con los ojos vendados y pronunciando frases como “no tengo nada más que perder”, “tengo cicatrices que no pueden ser vistas” o “seré libre” para asistir a la muerte progresiva de esta leyenda de la música que, precisamente el día de la presentación de su nuevo trabajo, cumplía 69 años.
Sin embargo, el silencio que impuso entre los suyos con respecto a todos los pormenores de su enfermedad oncológica ha provocado que su “repentina” muerte haya estremecido sobremanera las redes sociales. Muchos fans se preguntan por el motivo que lo llevó a ocultar el diagnóstico de esta enfermedad, la cual ha experimentado un proceso de normalización sorprendente gracias, en gran parte, a los esfuerzos en Comunicación puestos en marcha por sociedades científicas y asociaciones de pacientes.
Estos colectivos insisten en que los índices de supervivencia en cáncer han mejorado mucho en los últimos años gracias al incremento de la eficacia de los tratamientos y un diagnóstico más temprano. De ahí, que deba evolucionar la forma de referirse a esta enfermedad en la prensa. El primer paso es evitar rodeos al hablar de cáncer; y los medios de Comunicación que han difundido la muerte de David Bowie lo han conseguido. Contemplamos cómo se ha dejado a un lado expresiones como “larga y penosa enfermedad” y se ha pasado a hablar del cáncer con respeto, pero sin tapujos.
Menos atención han prestado los medios de Comunicación ante una recomendación que las asociaciones de pacientes consideran clave para que se deje de estigmatizar a quienes conviven con la enfermedad: prescindir del lenguaje bélico y heroico. La mayoría de informaciones cae en el error de emplear expresiones como “la lucha contra el cáncer”, “vencer al cáncer”, “ padecer” un cáncer ,“ser víctima” o “ser valiente”. Según subrayan los grupos de pacientes “desde el punto de vista de los afectados, estas expresiones no solo aumentan las connotaciones negativas que ya de sí tiene la palabra, sino que además, hacen que el cáncer se perciba como una lucha”. Y es que, a diferencia de las batallas, en las que generalmente gana el más fuerte o el mejor estratega, en el proceso oncológico no siempre gana el que más esfuerzos pone en la lucha. En su lugar, proponen usar las expresiones “tener cáncer” o “convivir con el cáncer”.
Como se puede deducir llegados a este punto, destacar en el titular que una de las figuras de más éxito e influencia de la música rock, como David Bowie, ha muerto de cáncer ayuda a que la sociedad continúe asimilando que el término “cáncer” debe emplearse sin reservas ni artificios. Es decir, con naturalidad y rigor.
Seguiremos informando…