Las plaquetas provienen de unas células muy grandes denominadas megacariocitos y son las encargadas de parar las hemorragias, evitando que sangremos. Se sabe ahora que tienen otras funciones importantes, aparte de la regulación o el mantenimiento de la hemostasia, lo que está dando lugar a nuevas teorías y conceptos. Así, por ejemplo, se las ha implicado en diversos procesos normales y patológicos, como metástasis, regulación inmune o inflamación. Su manipulación podría abrir nuevas vías terapéuticas en todos estos campos. Es muy probable que se inicien ensayos clínicos con algunas de estas funciones. Con el fin de unir a clínicos e investigadores básicos de este ámbito para sumar fuerzas a nivel nacional, la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH) ha organizado el simposio “Biología y Patología de las Plaquetas”, que se celebra hoy y mañana en el Colegio de Médicos de Madrid.
En el momento actual ha cobrado particular importancia la investigación clínica sobre la capacidad regenerativa de las plaquetas y de las sustancias que contienen, algo de lo que dará buena cuenta el profesor Dirk de Korte, del Banco de Sangre Sanquin, de Amsterdam (Países Bajos). “Hay estudios en marcha que aplican lisados plaquetarios muy heterogéneos para conseguir acelerar la cicatrización de heridas muy recalcitrantes, como pueden ser las de los diabéticos o las graves quemaduras”, explica el doctor Eduardo Anguita, facultativo del Departamento de Hematología del Hospital Clínico San Carlos, de Madrid, y co-coordinador del simposio. Por su parte, el profesor Steve Watson, de la Universidad de Birmingham (Reino Unido), ha descrito un receptor de las plaquetas que es clave para que estas puedan ayudar a la separación entre vasos linfáticos y sanguíneos durante el desarrollo fetal. “También se ha visto que esta función de regeneración vascular se mantiene en la edad adulta”, afirma el doctor Anguita. “Aunque esto se ha visto solo en ratones, es muy probable que tenga su correspondiente traslación a humanos”, apunta.
En el ámbito de la PTI (trombocitopenia inmune primaria), “se hace necesario un avance significativo para poder diagnosticar la enfermedad de manera más precisa (no por exclusión), ya que presenta una etiología muy variable”, afirma la doctora Laura Gutiérrez, investigadora del Departamento de Hematología del Hospital Clínico San Carlos y co-coordinadora del simposio. “También tenemos que conocerla mejor para poder decidir qué tratamiento es el más apropiado para cada paciente”. “Históricamente, no se supo hasta después de muchos años que las plaquetas procedían de los megacariocitos”, apunta la experta. “De hecho, la investigación en ambos campos ha ido tradicionalmente por separado”, añade. “Queremos que eventos como este sirvan para crear nexos de unión entre todos estos grupos de investigación, de tal manera que quienes estudian megacariocitos tengan siempre en mente las plaquetas y viceversa”. Solo así se podrían llegar a obtener logros terapéuticos relevantes.