El diario El País ha activado hace algunas semanas una subterránea operación para situarse como el único referente de centroizquierda de España. El diario dirigido por Antonio Caño aprovecha la debilidad de El Mundo -centrado en temas alejados de la primera línea política y de la investigación- para arrebatarle ese sitial de diario de centro que siempre ha atesorado desde los tiempos de Pedro J. Ramírez. Esta operación de El País para derribar El Mundo está diseñada a mediano plazo e incluye nuevos fichajes, levantar colaboradores y arrebatar temas.
Los diarios sufren una dura lucha por la supervivencia en la que cualquier pequeña ventaja puede marcar la diferencia. En esta línea El País y El Mundo no sólo compiten por el liderazgo de las visitas en internet y de las ediciones en papel, también compiten por influencia y en especial por los nuevos lectores, ciudadanos que ya no leen en papel, pero que son igual de influyentes en Internet y redes sociales. Esta es quizás la última batalla, la de la ideología de los nuevos consumidores de contenidos.
El País históricamente ha sido el diario de la izquierda, de la vieja izquierda que nació de la Transición y que se fue aburguesando con el paso de las décadas. Estamos hablando de una cabecera que nació hace 40 años y que necesita una refundación necesaria que sigue pendiente. Todo lo contrario de El Mundo que nacía en 1989 como un aire fresco de periodismo, con un estilo más agresivo, centrándose en exclusivas y en la incomodidad del poder.
Pero el diario de Unidad Editorial ha perdido esta esencia al calor de su nuevo director David Jiménez dejando a la deriva a un grupo de lectores más jóvenes, más atrevidos y con una tendencia política de centro. Un público muy atractivo para el nuevo proyecto de El País que necesita rejuvenecer a sus lectores y conseguir esa base ideológica que tanto necesita en estos momentos para volver a influir en la sociedad. Una refundación pasa necesariamente por hundir a El Mundo y para ello quieren aprovechar este momento de debilidad de la cabecera.
Manuel Jabois y Rubén Amón, los primeros columnistas de El Mundo en marcharse a El País
La tarea se antoja complicada porque también incluye que El País siga escorándose hacia la derecha hasta llegar a esa centro izquierda que le aseguraría la viabilidad en el largo plazo. Del otro lado, además de dejar en el olvido sus posiciones de izquierdas, El País debe desmontar a El Mundo, lo que se traducirá paulatinamente en intentar arrebatarle sus mejores plumas jóvenes y parte de sus colaboradores. Ya lo hicieron con Manuel Jabois y Rubén Amón, pero no serán los únicos. De hecho hay una larga lista de firmas y de periodistas que El País quiere pescar en El Mundo y cuyos fichajes puede comenzar a reactivar en los próximos meses.
Una vez concretado este calendario de fichajes será el turno de arrebatar temas y de comenzar a situarse como ese referente de investigación que El Mundo ha perdido. Esta tarea será un poco más complicada ya que pasa por una práctica refundación de la redacción de El País, poco dada a estos menesteres. En esta labor tendrá especial injerencia David Alandete con plenos poderes otorgados por Antonio Caño. Veremos cómo reacciona El Mundo a esta ofensiva y en especial como lo hacen sociológicamente los lectores de El País.
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