En la Tierra a domingo, diciembre 22, 2024

Mauricio Vargas (El Tiempo de Bogotá): Twitter empobrece el debate periodístico

Mauricio Vargas en un foro organizado por Casa de América, donde conversó con prnoticias.com © Casamerica

En la lista de los diarios impresos más influyentes de América Latina, en su versión 2.0, dos colombianos están a la cabeza. En la cúspide: El Tiempo de Bogotá y en segundo lugar, El Espectador. Esto refleja los grandes esfuerzos que los periódicos impresos de ese país están haciendo para sobrevivir en una época donde el papel tiene cada día, menos seguidores. Pero, ¿Es esta la única transformación que han sufrido los medios tradicionales? ¿Cómo afectan esos cambios al periodismo? De estos y otros temas conversamos con el reconocido periodista y escritor colombiano Mauricio Vargas.

Vargas, quien es columnista en El Tiempo, considerado además el diario de mayor circulación de Colombia, fue anteriormente director de las revistas Semana y Cambio, así como del noticiero CM& y colaborador de Radio Francia Internacional. En una entrevista concedida a prlatam, el periodista ofrece una panorámica de la situación actual de los medios de su país y critica algunas prácticas que, a su parecer, empobrecen el debate periodístico.

¿Cuáles dirías que son los cambios más sustanciales que han experimentado los medios colombianos en los últimos años?

Hay dos hechos trascendentales de los últimos 15 años: el Internet y el nacimiento de una nueva clase media. Obviamente el surgimiento de Internet, nuevas tecnologías y nuevos medios alternativos han traído muchas ventajas, expansión de mercados y público, pero también unos retos muy complicados en el terreno de los ingresos, lo financiero y en la monetización de todo ese proceso para poderse sostener como medios.

Pero hay un elemento muy específico de América Latina y es la creación de toda una nueva clase media. En Brasil solamente 50 millones de personas dejaron la pobreza y se convirtieron en clase media (en muchos casos, una clase media precaria). En el caso colombiano estamos hablando de alrededor de 8 millones de personas. Todos ellos se han vuelto consumidores de medios, algo que no eran o lo eran de manera muy limitada.

Esos dos hechos marcan desafíos y oportunidades. Los grandes medios tradicionales como El Tiempo o Semana están tratando de aprender, hacen el esfuerzo de ensayar y equivocarse para sobrevivir. Pero esto es un proceso que va a tardar y que está costando puestos de trabajo, ingresos e inversión.

La prensa es uno de los medios más perjudicados con la llegada de Internet y se habla mucho del fin del papel. ¿Cómo han enfrentado los diarios colombianos este nuevo cambio de paradigma y que están haciendo para sobrevivir?

El negocio del papel estaba claro, vendías papel y vendías un pedazo de ese papel a los anunciantes. El 70 por ciento de esos ingresos eran por la venta de publicidad y un 20 o 30 por ciento por la venta física del ejemplar, con la suscripción o la venta callejera. Hoy en día hay otros ingresos. Hay periódicos que sobreviven, por ejemplo, organizando foros y eventos, porque hay una marca que convoca, da credibilidad para traer personas importantes del exterior y además garantiza unos patrocinadores. Han puesto el anuncio de: “se angostan corbatas, se hacen declaraciones de renta”, como en el viejo refrán colombiano. La gente está ingeniándoselas para sobrevivir, algo tradicional de América Latina, y los periódicos están en el “rebusque”.

Internet ha traído consigo un nuevo tipo de “periodista”. El llamado “periodista ciudadano” que es esa persona que con su Smartphone en mano publica noticias en las redes sociales. ¿Qué piensas de eso?

Me sorprendo a cada rato con gente que lo hace muy bien sin serlo, pero obviamente la inmensa mayoría es un comunicador de hechos y de opciones. Eso está muy bien, no tengo nada contra, pero lo que no creo que deba pasar es que los periodistas, que tienen una responsabilidad mucho más compleja, se empiecen a parecer a eso y se vuelvan tan ligeros que simplemente se dediquen a transmitir, repetir o retuitear opiniones emocionales e instantáneas, sin un proceso de análisis.

Hace un tiempo escribiste un artículo en tu columna en El Tiempo donde criticas muy fuerte el uso de Twitter. ¿Por qué no te gusta esta red social y por qué la negativa a sacarte una cuenta?

Si fuera otro tipo de persona y me dedicara a una cosa distinta, tal vez, pero soy columnista de opinión. Escribo una columna semanal que es el resultado de una reflexión que me toma varios días, la dejo descansar, la vuelvo a leer, la cojo y la cambio. Es un ejercicio que pretendo que sea mesurado, pausado y producto de ir enriqueciendo esa reflexión con ideas, cosas que leo y opciones que oigo. Todo lo contrario a la cosa instantánea y emocional de Twitter.

Pero te gusta Facebook y ahí sí que tienes cuenta…

Sí. Cuelgo la columna en Facebook. Recibo entre 200 y 300 mails por el correo y contesto todo. Dedico mucho tiempo a eso e intervengo en los foros que se generan cuando la comparto yo u otro. Eso permite enriquecer el debate y me gusta, pero lo que permite empobrecerlo, que son los 140 caracteres y punto, no me interesa tanto.

A los que les interesa mucho son a los políticos de tu país. El ex presidente de Colombia Álvaro Uribe y el actual, Juan Manuel Santos, son muy asiduos a Twitter. Cada uno supera los cuatro millones de seguidores y ha habido controversia porque se acusan mutuamente de tener seguidores falsos, por citar solo un caso…

Hay de todo, primero los que insultan que siguen ahí porque lo que se trata es de llenar, y aparece gente que te vende seguidores. Yo entiendo que el político lo haga, no lo critico. Ellos encuentran virtudes de comunicación inmediatas, directas y la política tiene mucho de emocional, pero yo columnista de opinión no quiero ser eso.

Seguiremos Informando…

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