Ataque insultante, majadero y difamatorio. Así han calificado los profesionales de la blogosfera sanitaria el artículo “¿Cómo ‘robar’ el tiempo de la consulta de Atención Primaria a los pacientes?” publicado el pasado viernes en el portal digital iSanidad. En él que se pone en entredicho la profesionalidad de los médicos que aprovechan las ventajas de las Tecnologías de la Información y de la Comunicación para compartir intereses con otros compañeros y para asesorar a los pacientes que, una vez fuera de consulta, acuden a sus perfiles en busca de contenidos fiables y de utilidad.
En este artículo, firmado por Lola Granada, se cuestiona el rendimiento tanto de aquellos profesionales que tienen perfil en Twitter y lo utilizan activamente, como de los médicos de familia que plasman sus reflexiones y experiencias en un blog. La autora del texto se pregunta: “¿Cuándo tuitean estos “profesionales?, ¿le robarán horas al sueño?, ¿dejarán programados tuits los fines de semana?. La incógnita crece cuando utilizan más de una cuenta y además son habituales redactores de post para blogs, incluso algunos de ellos sectarios y difamatorios. Todos los datos hacen pensar que tuitean en sus horas de trabajo, desde la consulta, robando el tiempo a los pacientes. 22.500 tuits son muchos como para que sea un simple hobby para las horas libres”.
Lola Granada juzga el rendimiento de estos profesionales en redes sociales en base a dos parámetros: tuits redactados y número de seguidores. Escribe: “hay que lleva la friolera de 22.500 tuits redactados, que a pesar que le hubieran dado como para escribir un libro, apenas le han conseguido poco más de 1.700 seguidores […] poca difusión para tanto tiempo dedicado y arrancado a la consulta”. Y anima a las Consejerías de Sanidad a tomar cartas sobre el asunto: “¿A qué esperan las Consejerías de Sanidad para investigar tuits, correos electrónicos y entradas de blogs que han sido redactados y lanzados a deshoras? Parecen atenazados ante el miedo de estos “mediáticos” personajes”.
Estas palabras no han dejado indiferente a nadie. Cientos han sido los profesionales de la salud con perfil en Twitter que durante todo el fin de semana han solicitado al portal que pida disculpas y se desmarque de quien haya escrito este artículo, pues consideran que “ha perdido los papeles” y que “le corroe la mediocridad”. Otros han pedido a sus compañeros que antepongan la deontología profesional e ignoren este “despreciable intento de difamar” a una conocida doctora con activa presencia en Twitter y, curiosamente, presente en una de las candidaturas a presidir el polémico Colegio de Médicos de Madrid.
Y es que, muchas son las voces que señalan que el nombre de Lola Granada no es más que un pseudónimo tras el que se camufla un equipo editorial con intereses bastante claro: el triunfo de una de las candidaturas que optan a presidir el Colegio de Médicos de Madrid en las elecciones que se celebrarán el próximo 18 de febrero. Lo único que se sabe de esta web es que se gestiona desde Australia; concretamente, desde Nobby Beach, en el estado de Queensland. De sus editores, no hay ni rastro de información.
“Ataques de este tipo solo se explican por la mano negra, anónima y cobarde de algunos para hacer daño pero sin dar la cara. Las redes sociales no están para chivatos acusicas que no saben ni quieren saber cual es la realidad de nuestro trabajo”, indica una bloguera en un post escrito a raíz de esta polémica.
Ante esta ofensa, los médicos han defendido los valores con los que trabajan a diario en sus consultas. Han rechazado que su rendimiento se mida en base a los tuits que generan y los seguidores que obtienen. “No he valorado nunca cuántas horas he dedicado a tuitear, desde que abrí mi cuenta en 2008. Tampoco me parece un dato importante, por lo que tampoco entiendo que te preocupe si perdemos por esto horas de sueño, o de ocio. A veces cae un tuit en horario laboral, algunos programados, algunos retuits, algunos tuits, habitualmente volviendo en ambulancia de trasladar a algún paciente al hospital, o desde el cuarto de baño”. Así le contesta la doctora Pilar Terceño en un post.
Esta doctora de Atención Primaria del Servicio Andaluz de Salud pone de manifiesto su enfado: “Espero que sigas preocupada por mi salud mañana cuando siga estudiando para un curso obligatorio, consultando por correo electrónico con el psiquiatra sobre algunos casos que no deben esperar, organizando las intervenciones para revalidar la acreditación de mi unidad, o leyendo artículos científicos interesantes para mi práctica diaria, todo ello en sábado, en mi tiempo libre, y por mi elección, porque creo que debo hacerlo y quiero hacerlo. Y algunos de ellos los tuitearé, porque me parecerán interesantes y a lo mejor a algún compañero también le valen”.
Concluye: “Eres difamadora cuando das por supuesto que Twitter es una debilidad, que su uso resta dedicación a los pacientes, y eres atrevida cuando osas deducir si es una afición (usa palabras en español, que existen) o no, a qué hora o desde dónde se redactan y publican los tuits, o cuando retas a las Consejerías a perseguirnos”.
La medida adoptada por los profesionales de la Atención Primaria que se han sentido agredidos y difamados por este artículo ha sido radical: bloquear la cuenta que iSanidad tiene en Twitter y privar a esta publicación de las visitas que un medio online necesita para subsistir.
Seguiremos informando…