La vida es una ruta, una aventura en la que constantemente estamos aprendiendo cosas, llegando a lugares diferentes, atravesando paisajes diversos… No me refiero necesariamente al plano físico. No es necesario moverse de un lugar para experimentar diferentes etapas y descubrir escenarios contrastados, aunque obviamente el viajar y conocer nuevos emplazamientos y culturas nos puede ayudar mucho para experimentar estos cambios y etapas. Sin embargo, me gustaría enfocarme en las estaciones del alma, de aquello que sentimos, pensamos, y lo que conforma nuestra esencia.
Vivimos en una sociedad occidental dónde, por alguna razón, hemos diseñado un estilo de vida que, lejos de otras culturas como la oriental, no nos permite momentos de parada, de reflexión, para meditar y conectar con nosotr@s mism@s. Y entonces aparece el estrés, la fase del HACER, con demasiados ‘tengo que’, y pocos ‘quiero’. Al final, nos podemos encontrar en una espiral en la que vivimos simplemente por inercia, dejando que sea la fuerza de gravedad externa la que nos sitúe, en vez de fluir con aquello que realmente somos.
En el HACER existe, además, un sentido equivocado acerca del valor, llegando a pensar que este viene determinado por aquello que hacemos, y si no logramos lo que tenemos que llevar a cabo o lo que los otros nos señalan, nos llegamos a sentir que no valemos lo suficiente. Vivimos una vida basada en este concepto. Si conseguimos pasar pantalla y mirar más profundamente y trabajar en esos niveles que no se ven, llegaremos a tener cambios generativos. Es en este punto donde conectamos con el SER, damos más importancia a éste que al propio hacer. Empezamos a relacionarnos con nosotros mism@s, a conectar con lo que realmente somos, nuestra misión, propósito, nuestros valores y visión del mundo y de nosotr@s mism@s. Conseguimos reconocer que más importante que hacer es ser, lo que es relevante es lo que somos: seres emocionales, espirituales, físicos y a la vez únic@s.
Llegados a este punto, quizás sintamos que nos falta algo más. Queremos trabajar aún más en lo que no se ve porque quizás nos sintamos vací@s e incomplet@s. Es momento de pasar pantalla para experimentar cambios evolutivos. Te sugiero que te centres en el ESTAR. ¿Dónde quieres estar? ¿Estás a gusto en tu hogar interior actual? Es más,… ¿Te has parado a diseñar el lugar en el que realmente quieres estar? Si lo consigues, y estoy convencido de que lo harás, tendrás un gran tesoro, un hogar sin hipotecas que te acompañará estés donde estés y suceda lo que sea, porque es tu hogar interior donde has decidido ESTAR.
Así que te propongo que cierres tus ojos, pongas una canción de fondo con la que conectes, o quizás prefieras el silencio. Toma unos minutos para estar contigo mism@, diseñar tu hogar interior en un marco de auto-aceptación, una atmósfera de amor incondicional hacia ti mism@.
Seguiremos Informando…