¿Es malo acostumbrar al bebe a estar en brazos? Unos dicen que sí. Otros lo contrario. Nosotros, nos encomendamos a nuestra experta, y voz autorizada en la materia, que es Madre Molona, la cual tiene una pregunta de vuelta: ¿Cuánta gente de 30 años conocéis que, hoy, lo esté pasando mal porque de pequeño se acostumbró a ello? Desde la redacción de Ondamujer coincidimos: Ninguno (aunque no conocemos a todo el mundo, claro). Lo mismo nos responde ella, y nos da su primer consejo: “Pasad olímpicamente de los consejos de las abuelas. Los tiempos han cambiado y ese mito de que llorando se les desarrollan los pulmones es falso”. Además, y ya a título personal: “Lo vais a pasar muy mal escuchando sus llantos”.
Como dice Madre Molona, debemos tener en cuenta que nuestro hijo recién nacido: “Llevan nueve meses dentro del útero de la madre, escuchando su corazón, su voz… (entre otras cosas). Por ello, no podemos pensar que, nada más nacer, vaya a ser independiente”. Por esto también, y nos adentramos en otro temas complicado, muchas familias, además de tener al niño en brazos de manera habitual, acuden al colecho por las noches. Esta práctica, criticada por muchos es, para nuestra experta, una maravilla: “Es mi salvación. Sobre todo durante los primeros meses cuando te despiertan cada poco tiempo, para comer. Les tienes cerquita en la cuna creada para ello y es más fácil”. Eso sí, como toda regla, tiene sus excepciones: “Está contraindicado en el caso de que seáis fumadores, bebáis alcohol, que toméis somníferos y que tengáis problemas de obesidad”. Así, y aunque no lo parezca, el riesgo es menor el que pueda parecer, ya que: “No lo vais a aplastar, ya que tienes un sexto sentido en el que te despiertas con cualquier ruido. Lo notas, vamos”.
Para terminar, hemos sacado los pañuelos para secarnos las lágrimas ante el mejor consejo dados por Madre Molona hasta la fecha: “Aprovecha cada segundo. Aúpale en brazos siempre que quieras, mímale sin medida, cómetelo a besos,… Y es que, llegará el momento en el que todo cambiará y querréis recuperar el pasado. No queméis etapas, amigas… ¡Disfrutadlas a tope!”. ¡Cuánta razón hay en esas palabras!
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