Dolly, una de las drags españolas con mayor proyección y trayectoria, se presentó ante el gran público a través de su intervención en la película Más que amor, frenesí, de cuyo estreno se cumplirán veinte años en este 2016. Fue también el momento en que abrió sus puertas en Madrid un restaurante que revolucionó el concepto de las cenas con espectáculo, lugar en el que esta reinó como maestra de ceremonias, imprescindible. Aunque el local cerró sus puertas, algunos de sus artistas más populares han querido mantener vivo su espíritu, recuperando sus esencias en lo que han llamado Espacio Gula Gula, lugar de reunión para antiguos clientes y de todos aquellos que no conocieron el original. En el, siempre hay tiempo para la fiesta y la alegría con un show diferente que reúne a viejos conocidos del público como Dorian, Tavi, el Doctor Amor, por supuesto la propia Dolly y, dentro de muy poco, la recuperación de Thomas Larsson como director artístico.
Además, Dolly continúa llevando su propio espectáculo, Las rubias no somos tontas allí donde la reclaman y recala todos los sábados de febrero (aunque es posible que prorrogue, tal y como viene sucediendo en los últimos meses) en la Sala Trovador de Madrid donde ofrece Terapia con Dolly, un monólogo con momentos surrealistas, otros chispeantes y algunos emotivos en el que la ‘drag’ se muestra tal y como es: un tanto naif, de lengua rápida y afilada (pero sin groserías), coqueta, a ratos ingenua Y siempre ocurrente. Dolly se muestra particularmente orgullosa de aquel Goodbye, Dolly que, de la mano de Eduardo Aldán, la mantuvo cuatro años en cartel y de su asociación artística con el dramaturgo y director Juan Mairena, quien escribió, pensando en ella,Desmontando a Blancanieves, donde era una madrastra absolutamente drag, a la que ha estado interpretando durante algo más de dos años, además de la obra Cerda, donde ha sido una madre superiora de melena rubia como sólo ella sabe lucir.
Pablo Vilaboy riza el rizo y nos trae otro lugar ideal y maravilloso dentro de Destino: Wonderland, puesto que nos hace viajar hasta Camelot, el musical de Lerner y Loewe que recreaba la leyenda del rey Arturo. Estrenado en 1960 por Richard Burton y Julie Andrews, Joshua Logan se hizo cargo de su adaptación a la gran pantalla en 1967, teniendo como protagonistas a Richard Harris y Vanessa Redgrave quien, al margen de estar tan deliciosa como de costumbre, se enamoró del actor que encarnaba a Lancelot, Franco Nero, con quien contrajo matrimonio en 2006, tras tener un hijo en común y una relación con intermitencias. ¡Todo es posible en Camelot, el lugar con un clima perfecto todo el año!
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