Susanna Griso se suma al reto de entrevistas a políticos, esta vez, en su segundo fin de semana fuera de casa, que lo ha pasado en casa de Cristina Cifuentes. La presidenta de la Comunidad de Madrid ha sido recientemente nombrada presidenta de la gestora del PP de la ciudad y con ella, Susanna estaba mucho más relajada. En este segundo capítulo del programa Dos días y una noche, Griso comentaba en Antena 3 haber visto a una Cifuentes cercana: “es de las pocas personas que no varía cuando la estás grabando. Noto más el cambio con algunos músicos o algunos actores que con ella” aseguraba.
Tres intentos hizo Griso de lanzarle dardos, poco efectivos. Uno, mientras ayudaba a colgar un cuadro a Cifuentes y le remarcaba con retintín si no lo quería más al centro, otro, cuando le entregó el regalo que le había traído: “unas tijeras para que cortes con el viejo PP, la vieja política y la corrupción”, que por la cara de Cifuentes se le atragantaron las primeras dos. Y un tercero, su relación con Esperanza Aguirre, que también sobrevoló la conversación de Dos días y una noche, cuando Griso le recordó haber paseado con Manuela Carmena del brazo y Cifuentes aseguró que se lleva muy bien con ella. A la pregunta de si caminaría del brazo de Aguirre, “habría que preguntárselo a ella a ver si quiere”, respondía.
Sin embargo, a pesar de parecer cercana, a Cifuentes le salía su más pura esencia durante la entrevista en Dos días y una noche. Por ejemplo, cuando habló con Griso de la importancia que le da a la forma de vestir y soltó perlas como “el falso desaliño de algunos que nos llaman casta me parece una falta de respeto”. Juntas, comieron en un Mcdonald’s, montaron en bici o visitaron Pontejos, debido a la afición de la presidenta de la comunidad por la costura. Además, visitaron la presidencia de la Comunidad de Madrid, donde Cifuentes explicaba a Griso que suelen estar los cuadros de ex presidentes, pero que el de Aguirre no estaba “no me parece prioritario encargar cuadros de ex presidentes”.
Cristina se considera una rebelde desde pequeña y contaba a la presentadora una anécdota que vivió con su madre cuando le hizo comer unos espaguetis que ella había tirado bajo el felpudo de los vecinos. Susana le pregunto también, en Dos días y una noche, por su fama de pija: “cuando oigo hablar de casta y de ricos me pongo enferma” le contestaba, recordando que en su casa nunca sobró el dinero y que siempre había trabajado cuando estudiaba. Lo hizo vendiendo enciclopedias, dando clases particulares o de dependienta. Además, señalaba Cifuentes, vive de alquiler en un piso normal. “Todo lo que he conseguido en la vida ha sido siempre a base de mucho esfuerzo”.
Mostró su momento más íntimo al acercarse al hospital donde estuvo ingresada y recordar su accidente de 2013 que la dejó dos semanas en coma: “mi vida fue un antes y un después”. Allí, confesaba a Griso que ese lugar le daba mucha paz y tranquilidad, y que cuando lo visita “la resituaba”: “a veces se te olvidan las prioridades. Entonces vengo aquí y hago una especie de catarsis”. “A mí me atendió la Sanidad y me salvó la vida” afirmaba Cristina. “El accidente me ha convertido en una persona más fuerte y creo que también en una persona mejor. A mí ya no me da miedo nada, le perdí el miedo a la muerte también”. Y seguía con confesiones impactantes en Dos días y una noche: “Hubo un momento en el que quería morirme y ya me despedí. Cuando tú eres consciente de que te vas a morir, es imposible que te mueras si no estás en paz contigo mismo. Entonces haces un proceso en el cual te perdonas y perdonas, y cuando vuelves de esa situación parte de esa paz se te queda”.
¿Qué es el infierno para Cifuentes? Griso no sabía que era la pregunta de Dos días y una noche más difícil de responder, porque, para Cifuentes “es una pregunta muy personal para mí, no te voy a responder”. Aunque al final revelaba “para mí sería quedarme en coma”.
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