La calidad del periodismo colombiano se ha puesto en tela de juicio esta semana por una reconocida periodista del país, Vicky Dávila. Quien fuera directora del informativo de la emisora La FM tuvo que dejar su cargo luego de publicar un video que revelaba una conversación íntima entre el ex viceministro del Interior Carlos Ferro y el capitán de la policía Ányelo Palacios y que se enmarcaba en una investigación sobre presuntos vínculos entre los altos mandos policiales con una “red de prostitución homosexual” dentro de la institución llamada periodísticamente “Comunidad del Anillo”.
El video que hizo renunciar inmediatamente a los funcionarios fue divulgado luego de una denuncia pública sobre la interceptación de comunicaciones a los periodistas del medio que cubrían la supuesta red de prostitución masculina que hasta le valió a Dávila y su equipo el premio de periodismo del Círculo de Periodistas de Bogotá. Sin embargo, la decisión de La F.M.hoy se ha convertido en un debate sobre la calidad del periodismo que se hace en el país.
Comienzo de la polémica
El martes 16 de febrero, Vicky Dávila publicó un tuit donde anunciaba que la Procuraduría habría abierto una investigación a Palomino no solo por el caso de la Comunidad del Anillo, sino por un incremento de sus bienes patrimoniales de forma injustificada y por realizar escuchas ilegales a periodistas. Minutos después, la página web de la emisora publicó el famoso vídeo, que había sido grabado en 2014, asegurando que se trataba de una evidencia de la investigación que habían realizado durante los últimos cuatro meses. Conjuntamente comenzaron a promocionarlo a través de sus redes sociales, siendo replicado por varios medios hasta el punto que superaró el medio millón de reproducciones en menos de 24 horas. Lo que no esperaba Dávila y La FM es que la gente no se tomaría “la exclusiva” con mucho agrado.
El debate
Pero, ¿qué tiene este vídeo que ha dividido las opiniones de la gente y ha provocado un debate sobre la ética periodistica? Los detractores dicen que en los ocho minutos no hay nada que evidencie acoso o delito. Fue más bien una “trampa” del capitán Ányelo Palacios para que el viceministro revelara detalles de su vida personal y familiar. En vez de ser Ferro el que incite, es Palacios el que muestra una intención por ir a un sitio íntimo y crear una situación para la grabación oculta que realizaba.
La divulgación de la pieza audiovisual generó de inmediato comentarios homofóbicos contra el militar que está casado, tiene hijos y era reconocido como heterosexual. Pero sobretodo despertó fuertes críticas a Vicky Dávila acusada de violar el derecho a la intimidad. Y, aunque la noticia ocupó los titulares de todos los medios a nivel nacional, también planteó una interrogante: ¿Se inaugura una nueva era del periodismo colombiano?
Justamente bajo esa premisa la reconocida periodista Juanita León, directora del medio digital sobre política más importante de Colombia, La Silla Vacía, escribió un artículo donde cuestiona si es ético publicar este tipo de contenidos vinculados a investigaciones judiciales por obtener la famosa “primicia” y sin tomar en cuenta que podrían dañar la reputación y buen nombre de personas que pueden ser inocentes. Algo en lo que coincide Emmanuel Vargas Penagos, asesor de la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP).
En otro artíclo publicado en la revista Semana, Vargas se enfoca en la ética periodística y la autorregulación de los medios de comunicación. Manifiesta que muchos opinan que el video podía mostrarse editado con el fin de evitar el morbo, como se ha hecho en situaciones similares en el pais. Recalca que “independientemente de si esa es la solución válida, este caso y otros recientes deben plantear una pregunta sobre qué están haciendo los medios para autorregularse. Más aún cuando son varios los periodistas que han criticado la publicación de La FM”.
En su defensa Vicky Dávila dijo que lo importante es otra cosa. “Acepto críticas y opiniones diferentes, pero creo que el debate principal es la crisis en la que está la Policía. Mi obligación editorial es que sentí que era necesario publicar el video y lo publicamos ya estando judicializado”, declaró a El Universal. Aún así su decisión le ha salido caro. Para muchos, el vídeo no era de interés público y las críticas fueron tan feroces que tuvo que renunciar en medio del escándalo mediático. RCN, compañía a la que pertenece la emisora, dijo a través de un comunicado que, a pesar de reconocer el valor profesional de la periodista, tuvo que aceptar su dimisión porque lo que hizo superó el límite del respeto.
“Durante un largo periodo la periodista Vicky Dávila ha sido una integrante importante de los equipos periodísticos de RCN Radio. Fue parte de la mesa de Radiosucesos RCN y durante los últimos años se desempeñó como directora de La FM. Las directivas de la empresa expresan su gratitud por estos años de trabajo y dedicación.[Sin embargo] uno de los postulados fundamentales de RCN tiene que ver con el fomento y la promoción de la libre expresión y la autonomía periodística. Entendemos que estos principios son de fundamental importancia para toda la sociedad y para el fortalecimiento de la democracia y nuestras libertades. Dicho periodismo ha gozado con el respaldo de esta casa, teniendo como límite natural el respeto a los valores inalienables de la sociedad”.
Pero, ¿no dijo George Orwell que “periodismo es publicar lo que alguien no quiere que publiques y que todo lo demás son relaciones públicas“? A pesar de sacar a la luz un video que no tenía ningún material probatorio, ¿no tiene mérito por investigar un tema que la Policía y el Gobierno se habían hecho de la vista gorda y que se afectó a muchos en esa institución? ¿El error anula todos sus logros periodísticos anteriores? La polémica está servida.
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