“El concepto de prevención de enfermedades todavía no ha calado especialmente en nuestra sociedad. En parte, porque nuestro sistema sanitario está mucho más dirigido a la resolución de los problemas de salud, una vez han aparecido, que a la prevención de patologías”. Este es la principal razón que desgrana el doctor Jesús Molina, especialista en Medicina Familiar y Comunitaria del C.S. Francia de Fuenlabrada, para justificar las bajas tasas de vacunación frente a patologías especialmente claves, como la enfermedad neumocócica, que se alcanzan entre la población adulta en nuestro país.
En el marco de las XXIV Jornadas Internacionales sobre Actualización en Vacunas celebradas en el Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid, que han contado con la colaboración de Pfizer, el especialista ha querido hacer hincapié en la necesidad de cambiar la percepción social de que ‘hay que estar enfermo para tratarse’ por la idea de evitar enfermar a través de la prevención. “Y es aquí donde entra en juego la responsabilidad que los médicos y el personal de enfermería que trabajamos en Atención Primaria tenemos en cuanto a la prevención de eventos futuros de enfermedades relacionadas con el neumococo, además del papel que, por supuesto, tiene el resto de profesionales del entorno sanitario, entre ellos también los decisores, a la hora de contribuir a la concienciación social sobre la enfermedad neumocócica”, explica el doctor Molina.
Para destacar la necesidad de una adecuada inmunización contra la enfermedad neumocócica entre la población adulta, durante su ponencia, el doctor Molina también ha ahondado sobre las ventajas que aporta la vacuna conjugada trecevalente. “esta vacuna ofrece una inmunidad mantenida desde etapas tempranas de la vida y en la edad adulta solo se precisa la administración de una única dosis. Además, a diferencia de lo observado con la vacuna polisacárida, su eficacia en la protección de los pacientes frente a los serotipos que incluye, está contrastada de forma clara”, concreta el doctor.
Así, la vacuna antineumocócica conjugada trecevalente induce memoria inmunológica y ofrece una buena respuesta ante todos los serotipos que contiene. Su alta capacidad para proteger frente al serotipo 19A ha logrado hacer desaparecer prácticamente las infecciones por este serotipo en población pediátrica, que en etapas anteriores llegó a producir hasta el 40% de las meningitis neumocócicas en la Comunidad de Madrid. Además, también ha conseguido eliminar las cepas de neumococo con gran de resistencia a cefotaxima, pertenecientes casi todas ellas al serotipo 19A.
Durante su participación en las jornadas, el doctor Molina ha hecho una mención especial a los adultos inmunodeprimidos, como colectivo altamente vulnerable frente a la enfermedad neumocócica invasiva (ENI): “Son problemas de salud que disminuyen las defensas, lo que provoca una mayor susceptibilidad a padecer procesos infecciosos por los gérmenes circulantes”, especialmente si se dan en personas de edad avanzada, ya que la edad tiene una relación directa con el aumento de la incidencia y letalidad de la ENI.
Pero la recomendación de la vacunación antineumocócica en pacientes con patologías asociadas, va más allá de la variable de la edad, según los profesionales sanitarios. La enfermedad neumocócica es una de las enfermedades prevenibles mediante vacunación que presenta una mayor morbimortalidad tanto en niños como en adultos. En concreto, se ha comprobado como la presencia de determinadas patologías subyacentes aumenta el riesgo de ENI, hasta alcanzar cifras 7,6 veces superiores en edades comprendidas entre los 16 y los 64 años en relación a un individuo sin comorbilidades.
Por esta razón, el doctor Molina llama la atención sobre la falta de información entre este grupo de población, que se deriva en unas tasas de vacunación marcadamente bajas: “Es curioso que precisamente a estos pacientes, en los que la recomendación vacunal es contundente, no se les explique la importancia de la vacuna antineumocócica y no reciban una información clara sobre sus ventajas”.
