Jordi Évole se ha adentrado esta noche en el negocio del amianto en Salvados. Llamado “el asesino” en el Reino Unido, se ha llevado cientos de vidas por delante. Aunque desde los años cincuenta se sabía de su peligrosidad, no fue prohibido en España hasta el año 2002. Varios antiguos trabajadores de los Astilleros en Ferrol hablan con Jordi y le explican que jamás sospecharon que aquel material iba a destrozar sus pulmones. Ramón le contaba “todos respirábamos amianto. Era un material tan suave que hacíamos plantillas para las botas. No sospechábamos nada, trabajamos un montón de años sin protección ni nada”.
Aseguraban a Jordi Évole que los médicos echaban la culpa al tabaco de sus manchas en el pulmón. “Lo que más nos duele es que se nos hubiera ocultado que era tóxico. En los almacenes se quitaba la etiqueta para que no supieras que material era”. Felipe explica en Salvados que la enfermedad provocada por el amianto es progresiva y no tiene cura. “En los juicios sufres por el cinismo de la empresa. La parte demandada dice siempre que no. Un perito médico de la empresa llegó a decir que fue por respirar el frenazo de un autobús”. Felipe admitía: “llegas a odiar a las personas que lo han ocultado, hemos perdido mucha gente cercana. A ver si hay suerte y nos pega un infarto cuando sea. Mientras… vivir un poco la vida”.
Marta Barrera, abogada que defiende a los afectados con amianto, asegura que la empresa Uralita conocía los riesgos y lo empeoró con su actitud. “El 80% de mis clientes han fallecido por el camino. El proceso de reclamación puede durar 7 u 8 años, y los afectados no tienen tiempo. Esto es un genocidio laboral”, contaba en Salvados. La larga latencia de la aparición de los tumores tras la exposición al amianto daba mucho más tiempo a las empresas. Y no solo afectaba a los trabajadores, también a los familiares, porque el amianto quedaba en ropas o botas. En Rocalla, los trabajadores trabajaban con el producto directo en polvo sin protección. Y Navantia no quiso hablar con el programa de Salvados.
Según Francisco Puche los más ricos del mundo están metidos en el negocio del amianto, por ejemplo, la marca Cartier. Hace más de medio siglo las empresas de amianto sabían que era tóxico. Le echaban la culpa al tabaco y compraban a los médicos. En 1977 la OMS lo declara tóxico para la salud, pero en España no se prohibió hasta el 2002. El margen de 20 a 40 años de aparición de la enfermedad les daba también margen a las empresas, era el “negacionismo”.
¿Dónde se fabrica ahora el amianto prohibido en Occidente?
Fernanda, activista brasileña que dedica su vida a la lucha contra el amianto, asegura en Salvados que no hay un uso seguro del amianto, todos los tipos son cancerígenos. Son los países emergentes, los que lo están consumiendo ahora: la empresa Eternit sigue en Brasil. Rio de Janeiro por ejemplo, está lleno de instalaciones con amianto porque es muy barato. Brasil, es el tercer país productor de amianto después de Rusia y China. Pero Eternit no dio permiso a Salvados ni para hablar, ni para entrar en sus instalaciones.
El fuerte lobby de políticos, médicos, sindicalistas y periodistas comprados paraliza la ley que prohíbe el amianto en Brasil, revela Fernanda. Además, los empleados tienen miedo a perder sus empleos y las empresas de amianto tratan de detectar a los trabajadores enfermos para despedirlos anticipadamente. “Existe el llamado doble estándar”, explica Fernanda, donde las empresas llevan este tipo de tecnologías ya no válidas en Europa, a países con sociedades corruptas, donde proliferan.
Los afectados de los astilleros gallegos ven como su historia se repite en Brasil. “Es España 30 años atrás, calcado a lo que nosotros vivimos” expresan. “Lo más lamentable es que las autoridades de los países lo consientan. La avaricia de las empresas a las que no les importa la vida de los trabajadores, solo sus ganancias. ¡Qué luchen, qué hagan fuerza para que eso se acabe!“ rogaban en Salvados.
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