La segunda sesión del debate de investidura de Pedro Sánchez se esperaba a las puertas del Congreso de los Diputados con mucha expectación por parte de los periodistas. Multitud de medios (y algún curioso) se han concentrado en las inmediaciones de la Plaza de las Cortes para captar el momento de la entrada de los protagonistas del día en la Cámara Baja. La citada Plaza de las Cortes se encuentra, además, minada de carpas de cadenas de televisión y unidades móviles. Este martes es el turno de los grupos parlamentarios. De mayor a menor representación, tienen 30 minutos para fijar y explicar su postura respecto a la investidura como presidente de Pedro Sánchez.
Íñigo Errejón, número dos de Podemos, ha sido de los primeros en llegar: unos minutos antes de las 08.30 horas y negándose a hacer declaraciones a los medios. Tras él, en un goteo, llegaban multitud de rostros conocidos de la política nacional: Antonio Hernando, portavoz del Grupo Socialista en el Congreso; Luis de Guindos, ministro de Economía en funciones; Toni Cantó, diputado de Ciudadanos o Jesús Posada; expresidente del Congreso de los Diputados.
La que más revuelo ha causado entre los medios de Comunicación congregados en el Congreso ha sido, sin duda, Soraya Sáenz de Santamaría, vicepresidenta del Gobierno en funciones, que pronto se ha visto rodeada de una marabunta de periodistas. Ella no ha tenido más remedio que pararse a hacer declaraciones a los medios.
Tras ella, minutos después, Albert Rivera ha entrado a pie en el Congreso y ha hecho algún comentario breve a los reporteros. Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, por su parte, han entrado por la puerta trasera del Congreso. Mariano Rajoy ha entrado en coche (el Presidente del Gobierno es el único que puede hacerlo) rodeado de un gran dispositivo de seguridad. Precisamente, uno de los momentos más tensos de la entrada se ha vivido justo en ese instante. Los Policías Nacionales que velaban porque todo se desarrollara con normalidad, han pedido a los transeúntes que aguardaran hasta que entrara Rajoy. Algunos no se han opuesto, mientras que otros se han mostrado visiblemente enfadados.
El último en llegar, a las 09.00 horas en punto y a pie por la puerta principal, ha sido Alberto Garzón. Algunos espontáneos le han increpado, en tono jocoso, lo pegado de hora que llegaba. Cuando todo el mundo estaba dentro, los periodistas se han relajado, los transeúntes seguían su camino y las nubes de curiosos se han disuelto: volvía a respirarse tranquilidad.
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