El síndrome metabólico es una patología que unifica los síntomas de obesidad central con alteraciones en la presión arterial, glucosa y lípidos. Desde el Hospital Nisa Pardo de Aravaca, el doctor internista Ángel Niego explica que identificar el síndrome metabólico a tiempo permite prevenir afecciones vasculares graves, como un infarto de miocardio o un ictus. Por eso, se debe actuar ante las señales de alarma referidas a la enfermedad, que comienzan con los propios síntomas de obesidad central, caracterizados por la dimensión del perímetro abdominal: 102 en varones y 88cm en mujeres. De acuerdo con el estudio DARIOS, realizando en 2012 sobre 25.000 pacientes españoles de entre 35 y 75 años, la prevalencia de esta enfermedad es similar en hombres que en mujeres, con una presencia global del 31%. Es decir, una de cada tres personas en España convive con el síndrome metabólico.
A pesar de que casi 3 pacientes diarios acudieron en 2015 al Hospital Nisa Pardo de Aravaca con esta patología, el doctor Nieto advierte que a menudo “este perfil de paciente resta importancia a su estado debido a que las alteraciones de presión arterial, glúcidos y lípidos no producen síntomas en sus fases iniciales. Pero en silencio, el problema continúa empeorando su estado de salud. El síndrome metabólico se identifica sobre todo con la población adulta, pero los signos de la enfermedad son cada vez más frecuentes en los jóvenes. Actualmente, el cuarenta por ciento de este sector poblacional padece de sobrepeso y de cara al futuro, un ochenta por ciento de posibilidades de asociar alteraciones del colesterol o presión arterial límite.
Mejoras de hábitos
El paciente que sufre síndrome metabólico debe cambiar sus hábitos de vida, especialmente los referidos al ejercicio y la dieta. Desde el equipo de internistas del Hospital Nisa Pardo de Aravaca recuerdan que gran parte de la población se encuentra inmersa en largas jornadas laborales que fomentan el sedentarismo y les impiden llevar una vida sana. Pero, en la mayoría de los casos, es cuestión de voluntad y organización. Del mismo modo, ocurre en la población joven porque se trata de un sector al que se le debe enseñar a comer y mantener hábitos de ejercicio. Según el doctor Niego, “en España, contamos con la dieta mediterránea, que es la más indicada para prevenir el riesgo vascular. Pero el actual sistema educativo, basado en interminables horas de deberes, impide a los niños mantener una práctica deportiva”
Una dieta adecuada debe estar basada en la pirámide nutricional, rica en verduar, fruta y cereales, junto con aceite de oliva, apoyada en el pesacado y, en menor medida, en la carne. Por último, hay que evitar la comida preparada, snacks, dulces industriales y bebidas azucaradas. El equipo de internistas del Hospital Nisa Pardo de Aravaca contempla un trabajo global con cada paciente pues la mejor forma de no volver a caer en la obesidad es llevar un mantenimiento de los objetivos conseguidos, que en sí mismos y junto con el refuerzo de los médicos, deben suponer el mejor estímulo, para que el paciente no decaiga.