En la Tierra a domingo, diciembre 22, 2024

Los perfiles nutricionales facilitan a los ciudadanos la selección de alimentos más saludables

Los perfiles nutricionales se aceptan a día de hoy como un método científico para evaluar la calidad nutricional de los alimentos y bebidas que podría ser usado por las autoridades nacionales de diferentes países para fomentar la salud pública y conseguir los objetivos nutricionales propuestos para la población. La propia Organización Mundial de la Salud (OMS) define los perfiles nutricionales como “la ciencia de clasificar o categorizar los alimentos de acuerdo con su composición nutricional por razones relacionadas con la prevención de enfermedades o promoción de la salud”.

A lo largo de las últimas dos décadas, diferentes entidades de gobierno, públicas y privadas, han desarrollado modelos de perfiles nutricionales. El reto ahora es recopilar estas experiencias, comparar estos modelos y proveer herramientas para generalizar la implementación de estos perfiles. Este es uno de los principales objetivos de un informe científico-técnico generado por la Fundación Iberoamericana de Nutrición (FINUT), que “pretende analizar la intencionalidad científica en la creación de los perfiles nutricionales, sus aplicaciones y su impacto real en salud pública”, según destaca el Prof. Ángel Gil, presidente de esta entidad, quien considera esencial “disponer de un informe basado en la evidencia científica sobre los perfiles nutricionales a nivel internacional”.

Una herramienta útil para resolver un problema mundial

La creciente epidemia global de sobrepeso y obesidad, así como el aumento de la prevalencia de las enfermedades no transmisibles relacionadas con la dieta, ha llevado a los organismos internacionales, nacionales y regionales a tomar una serie de medidas y acuerdos para mejorar la calidad de la dieta y aumentar los hábitos de vida saludable entre las poblaciones. Los perfiles nutricionales se crean en respuesta a esas medidas y acuerdos, como una herramienta que puede ser muy útil en el apoyo a los ciudadanos para seleccionar alimentos más saludables, basados en su composición nutricional. Los perfiles nutricionales representan instrumentos de utilidad para la toma de medidas y decisiones, tales como la regulación de la publicidad, el etiquetado frontal de alimentos y las políticas de subsidios o impuestos a diferentes grupos de alimentos críticos en función de su papel, positivo o negativo, para la salud pública.

La población objetivo para regular la publicidad de los alimentos mediante el uso de los perfiles nutricionales ha sido hasta el momento la población infantil, ya que en la edad pediátrica es cuando se establecen los hábitos alimentarios. Por ello, aconseja el presidente de FINUT, “es conveniente implicar a los docentes con la introducción en el currículum escolar de temas relacionados con la alimentación y nutrición, siendo también importante la educación nutricional de padres y tutores como responsables de la selección y compra de alimentos para el hogar”. Para el caso particular de los alimentos procesados, a los que están principalmente dirigidos los perfiles nutricionales, la constante revisión de los mismos está justificada por la aparición de nuevos alimentos, nuevas formulaciones y nuevas técnicas de procesado que afectan a la composición y biodisponibilidad de los nutrientes incluidos en ellos.

Aportando evidencia

En base al interés que tienen los países iberoamericanos, ya afectados por la obesidad y las enfermedades crónicas no transmisibles, la FINUT integra en este informe científico-técnico toda la información acerca de los objetivos, diferentes usos, evidencia científica, validación, así como las ventajas, inconvenientes y aspectos limitantes de los sistemas de perfiles nutricionales que ya han sido establecidos o que están en proceso de implementación a nivel internacional.

Este trabajo, apoyado en la evidencia científica disponible, aporta también una labor de descripción y análisis de los conceptos, usos y justificación que los  distintos organismos sugieren para los perfiles nutricionales, así como detalla los diferentes sistemas de perfiles nutricionales adoptados en diferentes países del mundo y sus aplicaciones. Un total de 173 referencias se han incluido en esta revisión sistematizada, incorporándose una amplia variedad de documentos, artículos originales, leyes, reglamentos, informes y revisiones sistemáticas.

Los sistemas y modelos de perfiles nutricionales que se han implementado y validado hasta el momento muestran una heterogénea gama de resultados y conclusiones cuando se refieren a su impacto real en salud pública. Por eso, como manifiesta el presidente de FINUT, “los modelos de perfiles nutricionales deben estar siempre sujetos a revisión, incluidos cambios drásticos, de acuerdo con los resultados que se obtengan utilizando procesos de validación estandarizados”.

Un punto de partida necesario

Tal y como se resalta en este informe, los perfiles nutricionales deben usarse como herramientas complementarias para mostrar a la población cómo tomar decisiones saludables, en cuanto a alimentación se refiere, estando supeditados a las guías alimentarias de cada país. Por tal razón, afirma el Prof. Ángel Gil, “la implementación de los perfiles nutricionales debe estar acompañada y respaldada por la educación alimentaria nutricional dirigida a la población de cada país, con la finalidad de garantizar la interpretación adecuada del término saludable”. Además, el Prof. Ángel Gil recomienda “la creación de perfiles nutricionales debe responder a un proceso metodológico sistemático, transparente y lógico, de manera ideal consensuado entre los diferentes sectores implicados de cada país o región (organizaciones gubernamentales, entidades públicas, industria alimentaria y organizaciones de consumidores)”. Los perfiles nutricionales creados hasta el momento para cumplir diferentes objetivos pueden provocar confusión o dudas sobre la objetividad de la metodología utilizada en la selección de alimentos y el establecimiento de los valores umbral límite. Estos pueden llegar a ser imposibles de cumplir si se quiere mantener el perfil nutricional sin afectar la inocuidad y/o palatabilidad de un alimento. Todo ello, como reconoce el Prof. Gil, “redunda en la necesidad de consenso entre los diferentes actores implicados en la alimentación de la población”.

Mucho por hacer

Estudios científicos muestran que los perfiles nutricionales utilizados en el etiquetado de alimentos son herramientas útiles para que el consumidor sepa identificar e incremente el consumo de alimentos saludables. Esto mejora con programas de educación al consumidor para explicar cómo seleccionar alimentos. No obstante, la gran avalancha de diferentes sistemas de etiquetado frontal de alimentos a nivel mundial, hace necesario que se estandaricen los símbolos y se establezcan criterios para su utilización, puesto que alimentos que contengan etiquetado frontal podrían confundir al consumidor, haciéndole creer que son más saludables que aquellos alimentos que no presentan ningún tipo de etiqueta. Además, actualmente sigue sin existir una metodología estandarizada para la evaluación de los perfiles nutricionales.

Y es que, según el presidente de FINUT, “queda mucho por recorrer en cuanto a la definición, implementación y evaluación de los perfiles nutricionales”; por eso, añade, “debemos continuar con la evaluación y la mejora constante de los diferentes modelos de perfil nutricional a nivel internacional y su aplicación o adaptación a países concretos”. En Latinoamérica, países como Brasil, México, Perú, Chile, Argentina y diferentes naciones caribeñas llevan años trabajando en la regulación de alimentos poco saludables y la publicidad dirigida a niños. En España se han implementado diferentes iniciativas en este ámbito, todas ellas inscritas dentro de la Estrategia Nacional para la Nutrición, Actividad Física y Prevención de la Obesidad (NAOS); entre ellas, resaltan algunas medidas como el acuerdo suscrito con el sector panadero para la reducción progresiva del porcentaje de sal utilizado en la elaboración del pan del 2.2% hasta el 1.8% en un periodo de 4 años o la puesta en marcha del código PAOS (Código de Autorregulación de la Publicidad de Alimentos).

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