Una vez más, en su afán de aportar un valor añadido a su oferta oftalmológica para poner a disposición de sus pacientes una “medicina de mucha más calidad, que utiliza no sólo herramientas oftalmológicas, sino que permite el abordaje de la patología por sus 3600“, Innova Ocular ICO Barcelona ha puesto en marcha su taller “Cómo gestionar mis emociones”, con el fin de añadir a la resolución de las dolencias y problemas visuales de sus pacientes la asistencia de otras necesidades emocionales detectadas por el médico, “algunas de las cuales afectan profundamente a la felicidad del paciente y no contribuyen ni a la curación ni a la aceptación de la enfermedad”. Con estas palabras explica el Dr. David Andreu, director médico del instituto catalán, la motivación con la que se ha impulsado esta iniciativa, enmarcada en una estrategia que incluye acciones de similar calado, ya que “una vez una institución oftalmológica como la nuestra abre esta puerta, los profesionales se dan cuenta de que sus capacidades asistenciales se multiplican”. “Así -continúa- detectamos problemas de esta índole en otros colectivos de pacientes: casos como la pérdida de visión rápida que produce un estado de duelo severo o patologías crónicas amenazantes como la diabetes ocular o enfermedades de la vejez como la degeneración macular asociada a la edad (DMAE), suponen un impacto emocional de primer orden”.
Y es que, aunque no todas las personas que sufren una pérdida de visión precisan de atención psicológica, “todas ellas viven, en mayor o menor medida, un proceso de duelo y pueden presentar inicialmente situaciones de desajuste emocional”, al tiempo que hay “factores psicológicos, como la ansiedad, la depresión, la baja autoestima o el miedo al fracaso, que pueden poner en peligro la motivación de la persona para emprender acciones rehabilitadoras”, indican por su parte Clara Duch y Santi Serrat, profesionales encargados de impartir estos talleres, que comenzaron en marzo y que se prolongarán en Innova Ocular ICO Barcelona hasta finales de mayo, cada martes de 19:00h a 20:30h. Doce sesiones impartidas durante tres meses consecutivos a lo largo de los cuales los asistentes pueden adquirir y “desarrollar una serie de habilidades de la inteligencia emocional que les permiten regular las emociones difíciles” -tanto propias como ajenas-, ya que éstas constituyen una parte fundamental de la vida humana, siendo en muchas ocasiones la causa más inmediata del sufrimiento psíquico, y para que no sean un obstáculo, sino un aliado, a veces debemos modificar la forma de relacionarnos con ellas, señalan desde el taller.
Gestión emocional y manejo de la enfermedad
Duch y Serrat precisan que, si bien “las enfermedades que implican una mayor pérdida de visión son más susceptibles de reunir personas con algún tipo de desajuste emocional, es difícil dar una relación causa-efecto entre una patología visual y una respuesta psicológica, ya que cada persona responde de forma muy idiosincrásica”. “Por ello, más que hablar de patologías concretas, preferimos hablar de personas afectadas por una serie de pérdidas”, matizan. Y es que las emociones son el eje fundamental del bienestar físico y psicológico, como lo demuestra el hecho confirmado de la importancia de una buena gestión emocional en casos como el manejo del dolor crónico, las intervenciones en pacientes oncológicos -en estos casos, dicen los expertos, se ha comprobado que, con “el entrenamiento de gestión emocional, manifiestan menos síntomas de estrés y síntomas gastrointestinales, así como una disminución de la ansiedad, el miedo y la inestabilidad emocional”- o la mejoría de pacientes hospitalizados. El taller, por ello, realiza una intervención focalizada en las emociones, situando el foco de trabajo en la evocación de las reacciones emocionales automáticas, tanto adaptativas como desadaptativas, y su contenido y metodología se fundamenta en los avances de la Psicología y la Neurociencia, que confirman la importancia de la práctica de la atención plena en la reducción del estrés y en el desarrollo de capacidades de gestión emocional.
La familia, un apoyo fundamental
Más aún, los esfuerzos de Duch y Serrat se dirigen en este contexto más allá del afectado, apuntando a la familia y entorno social más cercano, ya que pueden aparecer en ellos sentimientos de culpa, rechazo, desesperanza o baja expectativa sobre las capacidades de la persona, e incluso “darse comportamientos inadecuados de sobreprotección, impaciencia o poco refuerzo verbal sobre objetivos y logros”. Por ello, los responsables del taller insisten en la importancia de poder trabajar conjuntamente con la familia, “uno de los principales apoyos con los que puede contar la persona con baja visión” y “determinantes” para que el afectado “conozca su situación, la acepte y ponga en marcha los recursos para su superación”.
El papel de la meditación
Por otra parte, según detallan los expertos, la meditación tiene también un papel importante en el desarrollo de las sesiones, ya que su práctica, enfocada al desarrollo de la atención a los procesos mentales que generan ansiedad y depresión, “es una herramienta fundamental para conseguir los objetivos de concienciación y aceptación de estas emociones”. Así, la combinación de ambos aspectos, gestión emocional y práctica meditativa, “puede ser eficaz para tratar algunos de los síntomas asociados con una amplia gama de problemas médicos y psicológicos crónicos”. Al término de las doce sesiones del taller, que son eminentemente prácticas, aunque en ellas se desarrollan también las bases teóricas neurológicas y psicológicas en que se basa el autoconocimiento y la gestión emocional, así como el desarrollo de la atención plena mediante la meditación, los asistentes habrán practicado ejercicios dirigidos con la finalidad de incorporarlos a su vida diaria, y tendrán la posibilidad de continuar afianzando y profundizando en el autoconocimiento emocional.