Si bien hace años las opciones terapéuticas en esclerosis múltiple (EM) eran contadas, hoy en día son muchos los tratamientos entre los que médico y paciente pueden elegir para éste último. Sobre ello han debatido en la jornada que Merck ha organizado en Berlín sobre eficacia y seguridad en tratamientos de esclerosis múltiple.
Para decidir el tratamiento que mejor se adapta a cada paciente, son muchos los parámetros que hay que tener en cuenta, si bien “el equilibrio entre eficacia y seguridad es el más importante”, según el doctor Jorge Millán, neurólogo de los hospitales de Alcázar de San Juan y Tomelloso (Ciudad Real). “Si hubiera un fármaco que fuera el más eficaz, el más seguro y el de menor precio, la decisión sería muy sencilla. Hay que ponderar, pero por fortuna hay un amplio abanico de opciones. En una enfermedad con esta gravedad, los tratamientos, aunque no sean curativos, tienen que ser eficaces, y el ‘precio’ de esta eficacia debe adecuarse a la seguridad; se trata de una relación indisoluble”.
El perfil del paciente es fundamental a la hora de tomar esa decisión, además del grado de actividad clínica, teniendo en cuenta las preferencias del paciente y su afectación. Por eso, cada vez va a ser más importante que el paciente participe en la decisión sobre el tratamiento más adecuado. Al respecto, el Dr. Millán ha reconocido que en países de Centroeuropa como Alemania y Suiza es muy habitual la decisión compartida y que en los países mediterráneos como España e Italia aún hay que recorrer más camino en este sentido.
La importancia de la adherencia y de la eficacia a largo plazo
El hecho de que se trate de una enfermedad crónica hace que sea fundamental contar con tratamientos que hayan demostrado su eficacia y seguridad a largo plazo, como es el caso de los interferones en primera línea, según el Dr. Millán. En cualquier caso, “hay que buscar tratamientos que mejoren el control de la enfermedad a corto plazo para intentar reducir la discapacidad a largo plazo”.
En enfermedades crónicas también es muy importante la adherencia, ya que, aunque sea obvio, hay que recordar que “un tratamiento no funciona si el paciente no lo cumple”. Según el Dr. Millán, el paciente de esclerosis múltiple suele ser adherente, sobre todo cuanta más actividad de la enfermedad registra. “La adherencia en una enfermedad crónica es capital, y por eso son muy importantes los sistemas de alerta de medicación, sobre todo aquéllos que ayudan al médico a constatar el grado de cumplimiento por parte del paciente”.
Aquí vuelve a entrar en juego la decisión compartida entre médico y paciente, ya que un paciente más informado y activo en la elección del tratamiento será más adherente. En el aumento de la información y, por consiguiente, de la adherencia, también entran en juego estrategias complementarias, como el apoyo del personal de Enfermería, de las asociaciones de pacientes y de grupos de apoyo, “una práctica más común en enfermedades como la hipertensión arterial y la diabetes”, según el neurólogo de los hospitales de Alcázar de San Juan y Tomelloso.