El País continúa con su particular y cuestionada revolución digital. Los redactores han conocido con sorpresa, estupefacción y un punto de indignación, los cambios que se producirán en la redacción y que les afectan directamente a su manera de trabajar. Todo cambia y por lo que nos has comentado, no será para mejor. El equipo directivo ha trasladado esta “revolucionaria” manera de hacer periodismo que pasa, entre otras cosas, porque los redactores pierden sus puestos fijos, se les asignan taquillas para que guarden sus objetos personales y se les entrega un portátil para que publiquen noticias desde cualquier punto del mundo.
Esta es la nueva manera de entender la redacción a la que se refería Antonio Caño en su polémica carta de hace un mes. Y que pasa básicamente por relativizarlo todo. De la mano de la reforma en las instalaciones de la redacción El País ha emprendido una revolución que pasa por retirar todos los ordenadores de sobremesa y crear una mesa de redacción central donde una decena de editores recibirán todos los textos y les darán forma para publicarlos en diversas plataformas, siempre con Internet como prioridad.
Pero los cambios no terminan aquí. Esta mesa central estará rodeada de otras mesas donde libremente se podrá sentar el resto de los redactores que, de paso, han perdido sus puestos fijos de trabajo. A todos se les asignará ahora un portátil para que puedan publicar desde cualquier parte del mundo –estar físicamente en la redacción ya no es una prioridad- y cuando estén en el diario se podrán sentar en cualquier sitio. Sus objetos personales se guardarán ahora en una taquilla que se les asignará previamente, como en el colegio.
Objetivo número uno de El País: ruido máximo en redes sociales
En esta revolución y nuevo periodismo de El País solo interesa la web –que se ha rediseñado hace pocos días-, la prioridad para publicar noticias. Y en esta guerra digital solo existen los clicks que las noticias generen, por lo que han trasladado las cabezas pensantes de El País a la redaccción: “a cualquier precio”. La orden explícita de la dirección de Antonio Caño es conseguir impactos y ruido en redes sociales, da igual que el tema no esté contrastado ni que se consulten a todas las fuentes. Basta una polémica generada en Twitter por cualquier usuario para convertirlo en la categoría de noticia.
En este punto los únicos temas que ahora interesan para el diario son los de consumo, denuncias sociales y broncas en general que generen mucho ruido y clicks en internet. Tensiones en redes, subidas de precios y organizaciones de consumo serán a partir de ahora los temas y las fuentes en cualquier sección. Y para reforzar esta idea ahora se valorará a los redactores en función del ruido que generen en redes y de los clicks que produzcan sus artículos. Increíble pero cierto ¿Y los temas propios? Se harán desde casa y en los ratos libres.
Una revolución con la que El País se está cargando el periodismo, en palabras de sus propios redactores. Ahora lo que primará será el escándalo y el ruido, contrastar las fuentes, investigar, sacar exclusivas y analizar los acontecimientos es parte del pasado. Lo único que necesita ahora una información es un par de tuits para generar polémica. Como ya os hemos comentado la redacción está indignada con estos cambios y un tanto desorientados respecto del futuro. Ahora la duda es saber qué harán el resto de los periódicos después de ver estas revolucionarias técnicas de trabajo más propias de una multinacional tecnológica que de un periódico.
La revolución de El País ya ha llegado a su mancheta
“El País se transforma para seguir siendo líder”. Es la máxima del diario en su 40 aniversario. Una efeméride que se está celebrando en diferentes ámbitos y que según su director Antonio Caño marca un punto de inflexión en la filosofía del diario, ahora 100% digital y elaborando una edición impresa “hasta que sea posible”. Una carta abierta que generó gran polémica y un amplio revuelo en redes sociales a comienzos de marzo. El País certificó la defunción de su edición en papel, a pesar de que la mayoría de sus ingresos por publicidad siguen llegando por esta vía. En esta lógica además se realizó una importante reestructuración del equipo directivo para “apoyar” a Caño.
Como ya os habíamos confirmado se produjo el nombramiento de nuevos directores adjuntos: Jorge Rivera, responsable de Información; José Manuel Calvo, que se ocupa del área de Coordinación Editorial, y David Alandete, al frente de Producción y Distribución de contenidos. Lluís Bassets continuará como director adjunto en la edición de Cataluña. Hasta el momento los directores adjuntos eran Alandete y Bassets.
Luis Prados ha sido designado director de El País América y estará al frente de las ediciones del continente americano desde México. Carlos de Vega será el nuevo subdirector de Vídeo y Fotografía. Bernardo Marín, Miguel Jiménez, Eva Saiz y Maite Rico continuarán como subdirectores responsables de Canales Digitales, Información, Edición impresa y Fin de semana, respectivamente. Esta semana también se han producido cambios en las jefaturas de Nacional, Economía y Cultura.
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