Instagram está dispuesta a cambiar. Y no hablamos de una simple actualización. Quiere renovar su imagen al completo. Lleva más de dos años con parches y ha decidido que el siguiente paso es definitivo. Su nuevo ‘look’, del que se ha sabido hace muy poquito, será sobrio, sin muchas florituras. El blanco y el negro predominarán sobre el resto, lo que acentúa el minimalismo que ya tiene de por sí, aunque le aleja de los colores a los que estamos acostumbrados, algo más vivos (pero sin pasarse). ¿El objetivo? Se han comentado muchas cosas, aunque todos coinciden en una: buscan resaltar los contenidos. Una decisión acertada si finalmente es así.
También, y a tenor de lo que reflejan las imágenes, notaremos que no sólo cambian los colores de Instagram. También los botones, reducidos a la mínima expresión. También regresan en blanco y en negro (en función de si tenemos el cursor encima, o no). Otro aspecto que se va a modificar es la pantalla de edición, en la que ganan terreno las herramientas con las que variar el contraste o el color del contenido. Diferente será, igualmente, el acceso a la cámara, al que se le cambiará el dibujo por otro más sencillo de reconocer.
Unos cambios, los de Instagram que, de momento, están generando controversia entre aquellos que los han podido probar. Un grupo reducido de usuarios que, lejos de mantener la intimidad con la que Instagram está tratando el tema, ha querido poner en manos de los 400 millones de usuarios de la plataforma los cambios (ellos también deben opinar). ¿Su respuesta? Vistas las reacciones pasadas, sobre todo con la relacionada con el orden del ‘timeline’ se espera que pronto se empiece a sentir el rechazo ante estas nuevas medidas visuales. Así… ¿Seguirán adelante o se quedará en lo que actualmente es: una prueba?
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