En la Tierra a martes, noviembre 5, 2024

Fernando Ramallo repasa su trayectoria profesional en ‘Destino: Wonderland’

Aunque acaba de cumplir tan sólo 36 años, Fernando Ramallo ya puede ser considerado un ilustre veterano en su oficio, en el que debutó de la mano de David Trueba hace dos décadas. Fue en 1996 cuando se convirtió en el protagonista de La buena vida y se ganó la simpatía de los espectadores con su naturalidad y sencillez, con la cara de chaval honesto y bondadoso, esa que no ha perdido.

En la actualidad representa en el Teatro Nuevo Apolo de Madrid Un dios salvaje, la función de Yasmina Reza que ya es todo un clásico. Un éxito internacional que apura sus últimas representaciones en la capital (hasta el próximo 15 de mayo) antes de iniciar gira. Han sido las tablas las que han acogido y cimentado la carrera de Fernando Ramallo, una vez que el cine parece haberle vuelto la espalda en los últimos tiempos, aunque no ha dejado de trabajar tal y como nos cuenta en esta entrevista.

Se presentó al casting convocado por David Trueba sólo por “fumarse” una clase de latín y fue el elegido para, junto a Lucía Jiménez y Luis Cuenca, protagonizar la ópera prima del cineasta, con quien mantiene una estrecha relación y con el que ha vuelto a colaborar recientemente en la continuación de ¿Qué fue de Jorge Sanz? Tras La buena vida, llegaron títulos que le colocaron en lo más alto como Carreteras secundarias, El corazón del guerrero y, sobre todo, Krámpack, el debut en solitario de Cesc Gay.

Durante un tiempo no quiso aceptar ninguna propuesta teatral porque no se sentía lo suficientemente preparado para ello y no quería engañar ni al público ni a sus compañeros. Pero siempre hubo gente que confió en sus posibilidades (Ernesto Caballero, Secun de la Rosa, Magüi Mira) y poco a poco Fernando Ramallo ha ido sintiéndose cómodo sobre el escenario pudiendo afrontar retos como Madame Bovary o este Un dios salvaje en el que anda involucrado, una comedia que requiere una alta concentración y una perfecta compenetración con el resto del reparto (Jaime Zataraín, Lidia Navarro y Maia Sur).

Fue el teatro infantil el que le permitió conocer el medio y ganar la seguridad y el aplomo de que ahora hace gala, aunque le fascina lo imprevisible de algo que sucede sin trampas ni repeticiones, distinta cada función de la anterior. Un tanto desencantado por su última experiencia en cine (Cuervos, una película que no ha visto la luz y cuya abstrusa peripecia resume para nosotros), Fernando Ramallo continúa buscando proyectos que le motiven y supongan pasos adelante en su imparable trayectoria, sin preocuparle que le reconozcan por la calle, satisfecho de su trabajo día a día.

Seguiremos Informando…

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