Tinder, en buena lógica, es simplemente una aplicación en la que puedes conocer gente y quedar con ella, de un modo espontáneo y, porque no, desenfadado. Un servicio inicial al que parece que la empresa quiere añadir un extra, de nombre Tinder Social, con el que el usuario, y su conjunto de amigos, podrán enlazar con otros grupos, desconocidos y con gustos, en principio, similares. Una acción parecida a la personal, pero a nivel masivo. Esto, en principio, iba a ser toda una revolución para los fans de la ‘app’ hasta que aquellos que la probaron, en la muestra, se dieron cuenta de que al utilizarla les aparecían automáticamente aquellos amigos de Facebook que la usaban. Algo que, seguro, muchos guardaban con recelo… hasta ese momento.
El problema no radica en el cruce como tal, ya que todos sabemos que puede ocurrir (el tener amigos en Tinder). Lo que es llamativo es que se aparezca una lista, bien elaborada, con los contactos que están en ambas plataformas. Además, y para vulnerar más la intimidad de los mismos, sus perfiles de Tinder son accesibles al 100%. No se esconde nada. ¿Lo mejor? Hablamos de una actualización que, por suerte para todos nosotros, sólo está activada para un reducido grupo de personas en Australia por lo que, cuando llegue a Europa y concretamente a España, debería estar corregida (dicen que no tardarán mucho en expandirla). Y es que, como bien sabe la propia marca, este desliz contradice, en todos los puntos, sus políticas de privacidad. Mientras, y por si son más lentos de los que deberían, la solución estaría en apagar, de forma permanente, la opción de ‘default’ de este servicio.
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