Jordi Évole se sumergía este Salvados en el desastre del incendio que arrasó el Liceo de Barcelona. Veintidós años más tarde, Jordi ha tratado de dar respuestas a todas las preguntas. El incendio tuvo lugar el 31 de enero de 1994. Josep Caminal era el director general del Liceo en ese momento y se difundía la versión de que el origen material del fuego fue una soldadura. El periodista Manuel Vilasero admitía que esa explicación se había quedado en la retina de la gente.
Carles Valero, jefe del servicio eléctrico en el momento del incendio, le contaba a Évole que la gente que iba al teatro corría un riesgo total. En un informe del 93 sobre la seguridad en el Liceo, se hablaba de extintores insuficientes y mangueras en muy mal estado. “No había salidas ni iluminación de emergencia, no teníamos los suministros adecuados. La inspección cada año terminaba con ‘defecto clase cinco’, que quiere decir ‘o lo soluciona en el plazo de tres meses o cierra’. Cada año hacíamos un recurso alegando que estaba sujeto a una posible reforma, y así hasta el año siguiente”.
Josep María Busquets, gerente del teatro desde 1985 al 1992 intentó reformar el teatro. Cuando anunció a la prensa que el teatro cerraría al acabar la temporada, a la administración no le gustó nada. Explicaba en Salvados: “A mí no me llegó nunca una orden de que tenía que cerrar el teatro. Los días de función los bomberos tenían las mangueras desplegadas, preparados. La reforma suponía cerrar el liceo durante tres años. Los que estaban en el gobierno se opusieron por cuestiones políticas de la época. Yo sabía que si se caía algo del techo y mataba a alguien, el responsable era yo. Me desautorizaron y me dijeron que el proyecto no seguía adelante”.
Víctor Alegret, fiscal del caso del Liceo, explicaba a Jordi Évole que el Liceo no cumplía con las condiciones que tenía que cumplir. “En el juicio quedó demostrado que las normas de seguridad no eran las adecuadas. Se absolvió a los acusados. Quienes tenían que haber ordenado el cierre del Liceo eran los mismos que lo gestionaban”. Después del incendio las administraciones fueron muy rápidas en su reconstrucción. Carles Valero estuvo en la reunión con las administraciones: “Desde la dirección del teatro se pidió silencio para mantener el puesto de trabajo. La consigna era ‘aquí no ha pasado nada y quedaos quietos’. Nos decían que no meneásemos mucho la cosa. Se centraron en el día del incendio sin remontarse al histórico. No vi a nadie con voluntad crítica en los medios”.
Busquets expresaba en Salvados que desde la administración se hizo el “pacto del capó” para reconstruir el teatro el mismo día del incendio. “Yo no hablé con nadie, me llamó el fiscal y no contesté. Yo lo que quería es que el teatro volviese a funcionar”. Para Josep Caminal, ex director general del Liceo, el edificio no estaba en malas condiciones: “Considerábamos que era posible hacer la reforma sin cerrar y mantener la actividad. Si hubiese sido consciente de esa situación extrema… Hicimos lo que podíamos hacer”, le aseguraba a Jordi Évole.
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