En la Tierra a viernes, noviembre 15, 2024

La prisión interior

¿Alguna vez te has sentido atrapado en ti mismo? Y no estoy refiriéndome en este caso al tema de la identidad de género, que podría ser y por supuesto es un tema muy importante que ya hemos tratado en otros programas. Me refiero a ese sentimiento de estar encerrado en una especie de prisión interior en la que uno mismo es su propio carcelero aunque no lo desee.

Y es que hay veces que nos boicoteamos a nosotros mismos de manera consciente o inconsciente y por muy diversas razones. También puede suceder que vivamos encerrados en nuestro mundo interior por miedo a mostrarnos tal y como somos, o por miedo a ser heridos y expuestos al juicio. Es ahí cuando optamos por encerrarnos y vivir en un cuarto reducido donde apenas tenemos opciones y donde la mente nos hace jugar malas pasadas, ya que no nos permitimos respirar el aire fresco de ahí afuera, con todos sus virus y aparentes riesgos. Sí, me estoy refiriendo a las personas introvertidas, herméticas que viven todo en primera persona y que sufren a pelo sus propios conflictos.

En general hay mucho pudor al nudismo, no sólo al físico, sino al del alma. Es cierto que esto entra dentro de la intimidad, libertad, preferencias y personalidad de cada uno, pero yo creo que sin ir a extremismos, hay un nudismo que es muy sano y que en vez de hacernos vulnerables nos hace más fuertes. Un nudismo que calla las bocas, que hace que se acaben los juicios, las opiniones, el miedo al qué dirán o a lo que puedan descubrir, porque cuando se muestra todo ya no queda nada por esconder y se acaba el miedo, la tensión, las cartas ya están sobre la mesa…

Por supuesto que también es sano y necesario guardar cierta intimidad, la que cada cual estime. La cuestión es saber qué significa para cada uno la palabra “intimidad”. Me considero nudista del alma compulsivo y, sin embargo, guardo un mundo interior que comparto sólo con los que me apetece, un mundo que pasa casi desapercibido o que es difícil de imaginar que existe debido a mi alta exposición. Y es ahí en ese juego donde mi interior es liberador, en vez de una prisión. Es libre para mostrarse o no, para cambiar, para reinventarse, para ocultarse…

Has nacido para ser libre, vivir y ser quién eres sin temor a nada ni nadie, respetando las diferencias de los demás y disfrutando de la diversidad que tanto enriquece al mundo. Una diversidad sin injusticias, tolerante y que empatiza con otras realidades y perspectivas. ¿Te atreves a vivir en este paraíso?

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