Virginia Rodrigo es una artista en constante evolución. Una creadora que lleva muchos años volcada en su labor pedagógica y en su trabajo como percusionista para diferentes artistas. Su amplitud de registros le ha permitido manejarse en estilos muy diversos (jazz, flamenco, pop, incluso ha colaborado con la Compañía Nacional de Zarzuela). Con su eclecticismo como bandera, con el bagaje de tan amplia experiencia, con su investigación constante, Virginia Rodrigo ha ido conformando una manera muy particular de expresarse a través de la percusión que ha cristalizado en lo que ahora presenta como PERCUAUTORA.
Dando un paso adelante y sin otros acompañantes en escena al margen de sus instrumentos, Virginia Rodrigo presenta un espectáculo en el que aúna diferentes expresiones artísticas, no sólo demuestra sus amplios conocimientos como música, su versatilidad como intérprete, sino que canta sus propios temas y, además, introduce elementos teatrales, incorpora unos monólogos que dotan de unidad a lo que, a fuerza de buscar un nombre que explicase un poco en qué consiste lo que es más que un concierto, Virginia ha optado por resumir en la etiqueta PERCUAUTORA.
Con la colaboración imprescindible de Álvaro Tato, uno de sus alumnos, miembro de Ron Lalá, poeta reconocido y premiado, Virginia Rodrigo va dando rienda suelta a sus emociones, a sus sensaciones, a lo que quiere transmitir, y los frutos de ese trabajo han empezado a cristalizar en temas como Hipersexualidad, Mujer perfecta o Dos ruedas, los que ya está presentado en conciertos en los que, confiesa, puede mostrar posibilidades y alardes que una grabación jamás podrá reflejar. El próximo 5 de mayo formará parte del nutrido elenco de artistas que ofrecerán un concierto solidario en la Sala Arena de Madrid en favor de los niños refugiados en campos de Grecia y Jordania y el 12 de mayo actuará en el centro Hika Ateneo de Bilbao. De cara al verano, regresará a México, donde su trabajo ha sido muy bien recibido.
La peripecia vital de la superviviente más famosa de la tragedia del Titanic mereció una comedia musical compuesta por Richard Morris y Meredith Wilson que en 1964 fue adaptada al cine bajo la dirección de Charles Walters. Molly Brown, siempre a flote supuso el título por el que Debbie Reynolds será siempre recordada más allá de Cantando bajo la lluvia, un rol que consiguió tras convencer a Shirley MacLaine, la elegida como protagonista, para que le cediese el puesto: Tú tendrás muchas más oportunidades, pero supondrá el papel de mi vida”.
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