La incorporación de publicidad en las camisetas de los jugadores de baloncesto a partir de la temporada 2017/2018, supondrá unos ingresos que rondarán los 100 o 120 millones de dólares anuales. Sin embargo, esta nueva iniciativa en el deporte norteamericano, también se ha convertido en un quebradero de cabeza para los miembros de la Asociación Nacional de Baloncesto de Norteamérica. Por lo que sus directivos se han propuesto, lo más pronto posible, dejar claros los términos para regular la publicidad que aparecerá en los pequeños parches de 6,5 centímetros cuadrados de los uniformes utilizados por las distintas franquicias de la NBA.
Es por eso que la NBA ha vetado la publicidad de sectores relacionados con las bebidas alcohólicas, firmas tabaqueras, apuestas deportivas, partidos políticos o medios de comunicación. De igual modo, en las camisetas de los jugadores no podrá aparecer el patrocinio de una firma que suponga una competencia directa para Nike, que debuta como proveedor oficial de la NBA en sustitución de Adidas, patrocinador de la competición norteamericana hasta la próxima temporada. La marca deportiva ha firmado un contrato de 1.000 millones de dólares por equipar durante las próximas temporadas a las grandes estrellas de una de las competiciones más importantes del mundo.
Este programa piloto hace que el baloncesto se convierta en el primer deporte profesional en Estados Unidos en introducir publicidad en los uniformes de sus jugadores. Disciplinas como el béisbol, el fútbol americano y el hockey sobre hielo no utilizan este tipo de patrocinios en partidos oficiales, aunque sí está permitido durante los entrenamientos. Y a partir de 2017, las camisetas de la NBA lucirán el logo de su sponsor técnico Nike, mientras que a la altura del hombro izquierdo se coserá el parche publicitario de las marcas elegidas por cada franquicia, que podrían llegar a pagar una media de entre 2 y 5 millones de dólares por cada uno de los equipos.
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