La opinión de Xavi Olba, responsable de estrategia digital de Sanofi.
Como sabéis, soy un enamorado de la innovación abierta, es decir, de que las empresas abran sus retos de negocio a personas externas. Y el proyecto Port Innova es un gran ejemplo. Un total de 18 compañías del ámbito marítimo de Barcelona han lanzado sus desafíos a estudiantes de 15 escuelas de formación profesional de la ciudad condal. Y todos gracias a la organización de la consultora de innovación Induct. Durante 12 meses, los estudiantes de estas escuelas de formación profesional han estado trabajando duramente para convertir los ocho retos que les planteaban estas empresas en soluciones innovadoras.
Esta pasada semana, los equipos ganadores han tenido la oportunidad de acabar de trabajar en sus proyectos durante tres intensas sesiones. En ellas, los mentores hemos podido ayudarles a afinar sus logros para que su idea resulte premiada. ¿Cómo? Pues asesorándoles en transformar sus ideas en proyectos que no solo aporten valor a las necesidades planteadas por las empresas, sino también que encuentren el modelo de negocio. Y es que, la innovación no es más que la comercialización de las mejores ideas que resuelven un reto.
Como mentor, reconozco que ayudar a estos jóvenes estudiantes a mejorar sus proyectos es especialmente satisfactorio. Ellos son el futuro de nuestra sociedad y plantean las soluciones a problemas empresariales desde los valores de su generación. Ahí es donde la innovación abierta tiene todo el sentido, ya que surgen ideas disruptivas para empresas que son dirigidas por profesionales de otras generaciones. Me gustaría compartir con vosotros los valores sobre los que la juventud de hoy en día construye sus pensamientos.
Los seis pilares sobre los que los millennials construyen sus proyectos
En el artículo de hoy destacaré los seis pilares sobre los que se han construido los mejores proyectos de la iniciativa Port Innova como una reflexión sobre de que negocios que están vinculados con estos valores fundamentales para la juventud tendrán salida de mercado en un futuro ya que esta generación los valora. Estos seis pilares son:
Re-utilizar el producto infrautilizado. Si un bien no es suficientemente utilizado, ¿por qué no revenderlo por su propietario durante el tiempo que no lo utilice? Es el caso de muchos negocios de Internet. Como aquellos que proponen alquilar tu coche durante la semana si exclusivamente lo utilizas el fin de semana. Varios proyectos de Port Innova pretendían vender el pescado que no se vendía en la Cofradía de Pescado de Barcelona. Así, por ejemplo, se proponía vender a través de una food-track este pescado ya cocinado. Otro equipo decidió dar salida a este producto no vendido por los pescadores a través de una subasta on-line de este producto.
Utilización eficiente de la tecnología para mejorar la venta de servicios turísticos. Tecnología como aplicaciones móviles de visión 360 grados o la visión 3D podían ser un buen reclamo para que los cruceristas que vienen a Barcelona puedan contratar excursiones a la ciudad conociendo de antemano, a través de vídeos, lo que se encontrarán en ella.
Creación de un market place donde poder vender productos o servicios. Ejemplos como Booking.com en la venta de habitaciones de hotel o Rumbo en la venta de viajes organizados, animaron a los estudiantes a pensar en crear un market place donde los cruceristas pudieran comprar servicios turísticos a vecinos de Barcelona que les ofrecieran experiencias únicas y locales.
Inclusión del juego como vía de educación para las nuevas generaciones. Los jóvenes han nacido con video-consolas y el juego es parte de su día a día. Por ello, uno de los grupos ha trabajado en la creación de un juego con el que motivar a los niños a que consuman pescado.
Co-creación de productos y servicios por parte de particulares. Lego ya permite a los aficionados a este juego de piezas, crear sus propias figuras y poder comercializarlas por su web. Este precedente ha inspirado a los estudiantes de Port Innova. Algunois están desarrollando una aplicación móvil para que las familia sugieran recetas de cocina en las que el pescado sea el protagonista.
Calidad de los productos de kilómetro cero. Nuestros estudiantes sugieren a la Cofradía de Barcelona que se cree un sello para que el pescado fresco que se vende allí después de ser capturado en las costas de la ciudad sea convertido en denominación de origen. Con él, los restaurantes que lo ofrecen en su carta podrían alardear de este sello de calidad y demostrar que su producto es fresco y de calidad. Los estudiante crearían una aplicación móvil con las que geolocalizar estos productos.