Mientras Antonio Tejado aterrizaba en España y Dioni se preparaba para dejar la isla como primer expulsado, Yurena parece estar viviendo su Supervivientes más romántico en la “isla itinerante”. Las novedades al otro lado del Atlántico no se han hecho esperar. La primera, la de Antonio Tejado, al que le esperaba enfrentarse en plató a las críticas de la audiencia por su lesión de espalda no creíble.
Tejado se ha enfrentado en el plató de Supervivientes al vídeo que ponía en duda su lesión, en el que se le veía tirándose de cabeza a la piscina del hotel tras su supuesta lesión de espalda. “Esas imágenes son del día antes de venirme, y yo ahora estoy bien”, se justificaba ante Jorge Javier Vázquez. Antonio negaba también en plató, que las imágenes se hubiesen grabado el día que Jorge Javier afirmaba. Por su parte, el presentador opinaba que creía su versión, ya que la medicación contra el dolor habría hecho efecto. Sin embargo, Jorge Javier indicaba a Tejado que su madre lo había pasado realmente mal en plató al ver el vídeo de su hijo. “Cuando te empiezan a pinchar calmantes la inflamación remite. Si me opero el año que viene vuelvo”, concluía Tejado.
Para Yurena, su estancia en “Playa Itinerante” está siendo de lo más interesante. Y es que su relación con Víctor, el garífuna que la acompaña junto a Miriam, se está volviendo más íntima. “Mi corazón está abierto. Si algo tiene que pasar que sea fuera. Los caminos del señor son inescrutables”, le decía a Miriam. Mientras su compañera de Supervivientes le aseguraba que a Víctor le gusta, los tres iniciaron el juego de la botella, en el que Yurena pudo darle un beso a Víctor, que también tuvo que besarle en el pecho y cuello. La cantante de No cambie, se echaba a llorar cuando Víctor se tuvo que marchar de la isla.
Por otro lado, Dioni ha sido el primer expulsado en Supervivientes. El concursante no se tomaba nada mal su vuelta a Madrid, y es que, al saber que era el más votado por la audiencia para salir, estallaba de felicidad al poder reunirse con su familia de nuevo: “¡Gracias dios mío por llevarme con mi mujer! ¡Viva!”, eran sus palabras.
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