Internet lleva ya tantos años con nosotros que, de hecho, muchos no habíamos nacido cuando se empezó a hablar de él en Estados Unidos. Desde ese momento y hasta ahora, ha cambiado mucho. Se ha perfeccionado, sin prisa pero sin pausa, hasta convertirse en lo que hoy es: un mar con escasas limitaciones. Esto, nos hace navegar libres, sin miedos. No nos paramos a pensar, ni por un segundo, que lo que nos rodea, o al menos una parte, puede no ser lo que parece.
Así, es posible que, por ejemplo, al hacer ‘clic’ en nuestro navegador de Internet y sumergirnos en esas webs que, por gustos, tenemos de referencia, creamos que son humanos los que nos proporcionan el contenido o, también, nos solucionan los problemas que puedan surgir (con los nuevos chats online). Nada más lejos de la realidad si nos ceñimos a los datos obtenidos por el Q1 Mobile Web Intelligence Report. Hablamos del estudio, llevado a cabo por DeviceAtlas en el que se clarifica que el 48% del tráfico de Internet tiene como origen una máquina.
Estas, como queda claro, forman parte casi inherente de nuestras vidas. Sin embargo, muchos de nosotros no somos conscientes de que están ahí haciendo, en cierta parte, de nosotros. Ni siquiera Google Analitycs, nuestro fiel aliado, nos puede dar información al respecto. No los ve venir y, menos, actuar. Para él, todos somos lo mismo. Sea como fuere, a esta cifra (no muy alejada del 50% lo que es preocupante) hay que añadir el casi el 44% que llega a través de dispositivos ‘mobile’, algo más de un 6 que se conecta desde el ordenador (y en concreto el escritorio) y algo más de un 1% que lo hace desde otras plataformas. El otro 50% sí que es humano. Al menos de momento.
¿Android o iOS? ¿Por dónde se expanden los bots?
En 2015, DeviceAtlas concluyó que Internet era una herramienta más popular en Android que el iOS, aunque destacó que este último le estaba ganando terreno. Un hecho que no se ha mantenido con el comienzo de año. Así, la actualización de datos confirma que Android ha crecido en la mayor parte de los países “fuertes” como Australia, Francia, Alemania, Italia, Japón, Corea del Sur, Reino Unido y EE.UU y lo ha hecho en un horquilla situada entre el 0,5% y el 6,5%. Por su parte, iOS se ha dejado parte de su cuota en este arranque. Un crecimiento que mantiene en el 50% la participación de bots. La cosa parece que no mejora.
¿Su efecto es tan negativo como parece?
Este crecimiento en el número de bots y, por ende, el aumento del porcentaje de tráfico en Internet generado por ellos, no es beneficioso para nadie. Son máquinas que, de continuar la tendencia, pondrían en peligro muchos intereses ya que: “Están llegando a interactuar con sitios, imitando el comportamiento humano. En algunos casos, por ejemplo, llegan incluso pueden hacer compras online. ¿El motivo? Influenciar los precios”. De ahí viene el miedo de algunos de ser sustituidos por versiones “en lata” de ellos mismos.
Volviendo a la realidad, las palabras antes vertidas corresponden a Ronan Cremin, CTO de DotMobi. Un experto al que se une, ya en el ámbito publicitario y con el mismo tono de preocupación, Frank Scavo, Presidente de Computer Economics, que admite el duro trabajo de las agencias de publicidad, también afectadas, por hacer crecer el público humano: “No están interesadas (las agencias) en ofrecer un número más reducido de visitas”. Esto, y como bien explica Cremin, se puede remediar gracias a: “Herramientas de análisis capaces de encontrar las fuentes no humanas o de enviar a los bots a servidores más lentos”. También aconseja, para no caer el saco roto: “No ofrecer ciertas funciones cuando sabemos que un visitante no es humano”.
El ‘bot’ no siempre fue un enemigo
La información es poder. Para recopilarla, en ciertos casos concretos, se crearon los ‘bots’ un hecho que, Michael Facemire nos invita a no olvidar: “Cuando uno necesita tenerla y no existe API al respecto, se contrata o crea un bot para que acceda a la web regularmente y obtenga los datos que se requieran”. Un ejemplo es Ross, una IA jurídica cuya función era ayudar a dar con datos relevantes para los casos del bufeté. Así, la duda es más que razonable ya que, como bien explica Roger Kay, Presidente de Endpoint Technologies Associates: “Es el juego del ratón y el gato”.
Sea como fuere, los datos no engañan e Internet, que hoy ha descorchado una nueva botella de champán para celebrar “su día”, tiene muchos misterios que, los años no han podido desvelar. ¿Estaremos igual dentro de 50 años o esto lo escribirán máquinas?
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